Una de las metas del gobierno Colombiano es romper las brechas entre la educación rural y urbana. No obstante, es difícil lograrlo cuando existen escuelas cuya plantas físicas están en total abandono, como la historia publicada en las2orillas http://www.las2orillas.co/escuelas-wayuu-en-el-olvido/
La brecha entre lo urbano y lo rural es de fondo. Mientras en las ciudades los educandos cuentan con un docente especializado en cada asignatura, en el campo los estudiantes asisten a clase con un único docente como es el caso de la Escuela Nueva y la Postprimaria. Sumado a esto, el acceso a Internet gratis en todos los municipios sólo es posible en las zonas urbanas, de acuerdo a políticas estatales ya que llevar este servicio a todas partes es muy "costoso". Lastima este pensamiento, por cierto contradictorio, que sólo favorece a los estudiantes del área urbana.
Otro factor que impide nivelar las diferencias entre la educación urbana y la rural es el contexto. Un niño ó niña que viva en una ciudad, de manera inconsciente está expuesto(a) a más contenido de lectura y escritura gracias a los medios de comunicación y la publicidad. Por esto, es probable que exista cierta desventaja entre lo urbano y lo rural. Entonces se preguntaran ¿Es algo imposible romper está brecha? Francamente no, solamente es cuestión de más inversión gubernamental, más programas como "leer es mí cuento" y "computadores para educar" que hagan presencia en todos los rincones de Colombia, que lleven libros a los lugares más apartados, no uno ni dos, sino miles por cada institución educativa, para que así los estudiantes de las zonas rurales cuyo único lugar donde es posible leer es la escuela, puedan convertirse en lectores ávidos; la cuota de la tecnología también es primordial, el acceso a computadores diariamente permite capacitar de acuerdo a los cánones actuales. Además, inversión en capacitación docente. ¿Por qué no brindar maestrías gratuitas a todos los maestros y maestras? Llevar a nuestros docentes a un mejor desempeño con capacitación constante y de calidad. ¿Acaso es justo que un docente colombiano, entre los profesionales menos remunerados del país, tenga que endeudarse en 20 o 30 millones para poder alcanzar un nivel profesional digno?
En un país de muchos políticos y pocos científicos, parece que la educación no es una prioridad real para el estado, tal vez ¿Un tema de campaña presidencial? ¿Una verborrea para lograr más votos?
Sí en realidad se quiere un cambio en el país, sin dudas, la educación es una parte fundamental, a la cual se le debe dar la importancia y las inversiones necesarias. Un mejor país es posible, una mejor educación es posible, pero esto sucederá cuando deje de verse solamente en los tiempos de elecciones, cuando más que un discurso, se convierta en una realidad. Cuando nuestros gobernantes sacien su sed de poder, su sed de “mermelada”. Cuando nuestros docentes sean realmente valorados y dignificados. Cuando nuestros estudiantes interioricen la importancia de las aulas y de quienes a diario luchamos por un país mejor, por una Colombia mejor. Cuando finalmente se rompa la brecha entre la educación rural y urbana.
@riverojuandavid
