No hablaré de los millones de dólares que mueve la industria del fútbol en el mundo, tampoco hablaré de su poder para paralizar a países enteros frente a un televisor; mucho menos trataré el tema de las disputas que genera. Acá hablaré de las batallas épicas que se desatan en la cancha, hablaré de los gladiadores que han pasado y pasarán a la historia por sus actos heroicos, por esos hechos que nos hacen amar el fútbol, pero sobretodo, que nos inspiran a no vivir una vida sin emoción.
Hay infinitos ejemplos y pasar por todos resultaría una tarea casi interminable, acá hablaré de mis favoritos, de los que considero importantes mencionar hoy.
Empecemos por Johan Cruyff, un holandés que pasó a la eternidad como uno de los mejores jugadores de fútbol; pero a la vez, es ejemplo de revolución. Fue un pionero en luchar por los derechos de los futbolistas.
Podrìamos seguir con Garrincha, que si bien murió solo en condiciones muy tristes, es un claro ejemplo de que una diferencia de 6 centímetros en una pierna no es una discapacidad, si no una oportunidad para tener una gambeta imposible de vencer.
Hablaría también de Francesco Totti, quien a pesar de recibir increíbles ofertas de los mejores clubes del mundo, permaneció siempre fiel a su equipo, a su hogar: La Roma. Él hizo evidente que no hay suficiente dinero en el mundo capaz de comprar el orgullo de una patría, el amor por una tierra.
Como dejar por fuera a Dani Alves, quien antes de disputar una final de La UEFA Champions League escribió una carta recordando y honrando su humilde origen, pero sobretodo, demostrando que su grandeza radica en la pasión que deja en la cancha cada vez que juega y no solo en su técnica o talento.
Mencionaré, por último, a Didier Drogba. En el 2007 gana el Balón de Oro Africano, y pide al Presidente de Costa de Marfil la autorización para presentar el galardón y realizar un partido en la ciudad de Bouaké, situada al norte del país y manejada por los rebeldes. Este acto significó la pausa a un conflicto que parecía no tener fin.
Podría ir jugador por jugador realizando una lista interminable; pero nuevamente, solo necesito unos pocos ejemplos para explicar la grandeza del fútbol.
Antes de continuar, me parece fundamental aclarar que estoy plenamente convencida que no debemos acudir al mundo del fútbol para encontrar hombres y mujeres ejemplares que nos inspiran a ser mejores personas. Creo firmemente que en la vida cotidiana podemos encontrar héroes sin capa y guerreros sin espadas; no obstante, considero que el fútbol tiene algo más que lo hace tan especial.
El fútbol, al ser un deporte universal con presencia en todo el mundo, capaz de movilizar un capital ecónomico enorme y estremeciendo las pasiones más profundas en los hinchas; es una pantalla perfecta para reflejar la complejidad, sensibilidad y fragilidad del ser humano. El fútbol es el escenario perfecto para reflejar nuestros más recónditos deseos y anhelos mientras nos impulsa a luchar, como si no hubiese mañana, tras un balón.
Yo como amante del fútbol veo en esos hombres un reflejo de mi batalla épica diaria, entiendo el mundo a través de una industria multimillonaria. Pero por encima de eso, veo cómo el fútbol es capaz de sacar lo mejor de los hombres y mujeres, haciéndonos entender, como lo hace Messi, que nadie es lo suficientemente pequeño para tener un corazón capaz de estremecer a un mundo entero.