Los columnistas a veces no tenemos temas, se nos agotan las iniciativas y pareciera que los argumentos se interrumpieran, cuando existe multiplicidad de manifestaciones, evidencias y certezas que nos motivarían a escribir sobre opiniones que no tengan que ver con el sexo de los ángeles.
Enfrentarse a una página Word limpia e inmaculada “a veces causa pánico”, como me afirmaba en Vancouver B.C., el Director del Semanario Milenio Waldo Briño, con quien sostuvimos una amistad imperecedera, unida por los temas que los editoriales nos exigían y que me abrió generosamente sus páginas para que le hablara a la comunidad canadiense e hispana vancouverita sin trabas de ninguna naturaleza, tal como lo hemos hecho en El Espectador, El Liberal, Proclama del Norte y el Periódico Virtual.
Si se vive en una sociedad dependiente, amorfa, desigual, competitiva hasta el extremo, la página roja tiene adictos que se especializan en lecturas sobre atracos, muertes, choques, violaciones, seguidores e incondicionales, de tal manera que pareciera que el rotativo fuera administrado por el espíritu Truman Capote.
El término banda, grupo, malandro, apartamentero, jalador o fletero causa temor, aprensión, sospecha y desconfianza, como ocurrió con una desafortunada información que en Popayán apareció en las redes sociales y que el periodista Rubén Darío Zúñiga desmintió por afectar a personas honorables.
Claro está, estos términos son reveladores del tipo de sociedad que nos circunda, encierran una gama de injusticias que provocan conductas antisociales, aunque no se requiere ser miembro de un estrato hambriento o necesitado para conformar bandas que transgredan el orden social vigente, palabra exquisita que nos deleita con las palabras que acuño la Revolución Francesa y que no es necesario registrarlas, además, porque tienen el peso de más de doscientos años, cuando los burgueses de las ciudades, los comerciantes, los indigentes y campesinos se alzaron contra los aristócratas y señores feudales de la época.
Fueron tiempos de bandas armadas, de grupos de personas calificadas como antisociales, especialistas en disturbios y motines que nos legaron el sistema democrático que nos asiste. Se tomaron la Bastilla.
En este orden de ideas, ¿cree usted que se terminaron las bandas perturbadores de la paz?, ¿que se terminaron las agrupaciones enemigas de la concordia?, ¿que se disolvieron históricamente los disidentes como la banda de los togados?
Bandas han existido desde que aparecieron los botines de guerra en Roma, cuando las poblaciones fueron tomadas como esclavas al servicio de los patricios y generales victoriosos, y hubo supuestas batallas, que generaban derechos y privilegios, como ocurrió con “los falsos positivos” en la lúcida y brillante democracia colombiana.
Tratándose de bandas internacionales, lo que hoy existen son grandes consorcios que traspasaron la geografía de los estados, trascendieron sus espacios físicos y se tomaron la voluntad política de los estados, tal como sucede con las agrupaciones globales que tienen gran importancia en el mundo, como la Banda de los 8, o G8, conformada por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unidos y Rusia, con armas atómicas al cinto, como países industrializados, que han escapado a cualquier tipo de reglas.
He aquí algunas bandas que no han podido ser desvertebradas:
FMI, esta banda es la encargada de la eliminación del salario mínimo legal y normas que protegen el trabajo, ajustes estructurales, cambios en la edad pensional, de él dependen las directrices ultraconservadoras que rigen el mundo y obra como un prestamista, “gota a gota”, que satisface las necesidades de los socios en dificultades.
OMC, esta banda constituye el principal motor de la globalización económica y tiene en su letra menuda las normas que mueven el comercio internacional de la banda de los 8.
ONGs, entidades meritorias como la Cruz Roja y Green Peace, pero otras que con el presupuesto moral de ser organizaciones no gubernamentales terminan cooptando la voluntad política de los movimientos sociales y entes territoriales y ocultan intereses políticos y comerciales.
Algunos críticos opinan que son la nueva sociedad civil internacional.
ONU, sigla que no necesita explicación, entidad que al decir de Frantz Fanon ha causado más guerras que las que ha intentado impedir. Como se recordará Fanon está completamente invisibilizado y fue un luchador contra el racismo, la xenofobia y la indignidad. Su memoria sigue batallando contra el colonialismo como ocurre con el pueblo de Palestina.
BM, Banco Mundial, organización financiera que ha promovido las privatizaciones en el mundo, los monocultivos que favorezcan a los capitales, expoliando abusivamente los recursos del planeta en defensa de las grandes trasnacionales que obran como una bala perdida contra los pueblos.
Las demás bandas tienen acreditados tecnócratas en nuestro país, disfrutan de legitimidad, no hacen manifestaciones ni forman disidencias, propugna por la desaparición de los estados y su labor secreta es lograr que la humanidad sea gobernada por la tiranía de los mercados. Hasta pronto.