Desde la mirada inocente de un niño y el sonido estruendoso de la motosierra o el respirar de un ave cualquiera con sus mimosos encantos de pureza. Convocan al tiempo para detenernos a reflexionar y hacer un alto en el camino ¿qué hemos hecho del río Amazonas y la selva fuentes de vida? Hogar de la vida y refugio desde la era de las glaciaciones hasta nuestros días, primero fue el ave arqueopterix y ahora la pava hedionda su descendiente.
Las aves se han vuelto residentes y algunas continúan migrando, otros somos endémicos y por eso aquí estamos deleitando y contemplando a través de nuestra belleza que cautiva al ornitólogo, al transeúnte, al pescador, al historiador, al sociólogo, al biólogo al matador de aves con cauchera, al observador de aves, al político o al gobernante de turno que a veces dice cortemos los árboles del parque, los pericos y golondrinas me cansan con su trinar y el olor de sus heces. Aquí gorjeamos de muchas maneras como una torre de babel en Leticia, nos están afectando con eso que dicen del calentamiento global y particularmente con los eventos orquestados con juegos pirotécnicos alrededor del parque central, el cual lo llamo “el foro de encuentro entre las aves” porque aquí se construyó la historia de la naturaleza urbana, algunos proponen un cierre total al paso vehicular a dos cuadras a la redonda, los estamos estresando y se nos está yendo de la ciudad el único encanto que no nos toca pagar para entrar, miles de turistas nacionales y extranjeros valoran lo que hemos perdido, la sensibilidad y la ingenuidad de las aves como los niños que necesitan orientación para volar alto y seguro.
Si nos dicen paguen lo que la naturaleza nos brinda como oxígeno, la radiación solar, la terapia de contemplarla y curar el espíritu, el encanto de todo cuanto se mueve y respira no tendríamos dinero para devolver lo que hemos tomado prestado, ni siquiera con nuestra alma y quedaríamos empeñados. Nuestros hijos no irán a disfrutarlo, estamos a tiempo de despertar y ver la realidad y cómo podemos remediar el daño en algunas construcciones de ventanales en vidrio que no armonizan con el medio, que emboba a un ave que se ve reflejado y se ataca, se enamora, se busca y se totea con el vidrio dos veces, se enferma o se muere. Debemos utilizar los recursos de la naturaleza sin dañarlos teniendo una conciencia colectiva que ayude a protegerla, respetando su uso y aprovechamiento, lo que se nos ha permitido sin vulnerar el derecho ni la opinión y decisión de las futuras generaciones.