Siete años después de montar su primera Panamericana, en la que aún vendía algunos ejemplares de segunda mano, que fue el negocio con el que empezó en el mundo editorial en el centro de Bogotá como vendedor ambulante, Carlos Federico Ruiz se casó con Aura Lilia García. La boda fue tan pomposa que ni siquiera se realizó en Colombia. Carlos Federico descrestó a la prometida, a sus familiares y botó la casa por la ventana e hizo su esposa a Aura Lilia en una iglesia de Madrid, en España. El casamiento, que duró 26 años, se ofició en 1971 y partieron cobijas en 1997.
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Aura Lilia García, quien siempre fue una mujer de bajo perfil y esquiva para las reuniones sociales y más para las empresariales, a las que su marido no faltaba, no vivió un matrimonio feliz. Las constantes infidelidades de Carlos Federico, desataron peleas continuas y perdones a medias por parte de ella, quien muy altiva mantuvo a flote su matrimonio por sus dos hijos: Anibal y Carlos Federico, mientras que el empresario estrella, hacía crecer la papelería más famosa del país. Panamericana, mientras que por otro lado mantenía relaciones extramatrimoniales que le dejaron cuatro hijos con tres mujeres más por fuera del matrimonio.
Aunque el matrimonio se acabó por mutuo acuerdo y el empresario empacó sus maletas para irse de la casa en la que se quedaron viviendo su esposa y sus dos hijos, hasta 2018 se firmó un divorció legal, después de varias luchas en juzgados y comisarías de familia que tuvo que afrontar Aura Lilia, por cuenta de dilaciones quien sabía que plantar su firma en los documentos de acabar legalmente con su matrimonio le quitaría al menos la mitad de su fortuna, que según la Revista Cambio, estaría tasada en un billón de pesos. Dineral que Carlos Ruiz, al parecer, según los movimientos que ha hecho no quiere soltar.
El proceso civil para la repartición de bienes lo llevaron al juzgado 5 de familia, quien, debido a la demanda que interpuso Aura Lilia, decretó el embargó los 31 bienes a nombre del empresario, así como a sus cuentas personales y empresariales con el fin de que no hubiese fuga de la fortuna de ninguna de las empresas que tuvieran relación con Ruiz, como las librerías y papelerías, la editorial, el outsourcing y un par de otras más.
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Casi 10 meses después, con astucia judicial, Carlos Ruiz y su equipo de abogados lograron levantar los embargos sobre las empresas del grupo Panamericana sin que Aura Lilia pudiera reclamar lo que le correspondía por la repartición de bienes. La demanda de liquidación de la sociedad conyugal solo pudo presentarla un año y medio después de haberse firmado el divorcio, tiempo que Ruiz y sus abogados: Claudia Álvarez y Fernando Dueñas, pudieron sacar más de 12 mil millones de las cuentas bancarias, habiendo en firme un segundo embargo, el cual por extrañas demoras del juzgado no fueron notificados.
Otra de las jugadas con las que Carlos Ruiz ha querido hacerle trampas a la justicia para no pagarle a su exesposa la suma que ella exige en la demanda del divorcio, que es medio billón de pesos tienen fue la intención de mover el proceso del juzgado 5 al 31, al parecer con el fin de engañar a la justicia con los tiempos del divorcio y reducir considerablemente el monto de la repartición de los bienes. Hecho que llevó al hijo mayor del matrimonio, Anibal Ruiz García, a levantar contra su padre una demanda por fraude procesal y fraude a resolución judicial, demanda que está en curso en la Fiscalía.
Después de tantas trabas que el dueño de Panamerica y sus abogados han puesto para no pagarle a su exesposa lo que le corresponde por ley, Ruiz y su equipo jurídico tienen al menos ya cinco demandas. El juzgado 5 de familia, donde se adelanta el proceso, también ha sido demandado. Para Aura Lilia y sus hijos, el despacho ha permitido que el poderoso Carlos Federico Ruiz mueva los hilos que le dan su poder económico para dejar a su exesposa con lo menos posible, quién mientras que la demorada justicia actúa en su caso, vive de la mano de lo que le dan sus hijos, porque desde que firmó el divorcio, en 2018, de Panamericana no ha visto un solo peso.