El 28 de enero del 2008 en plena tensión con el gobierno de Álvaro Uribe, un envalentonado Hugo Chávez, a través de su programa Aló presidente le declaraba la guerra a Colombia. El anuncio por parte de Estados Unidos de la utilización de siete bases militares norteamericanas en Colombia, fue interpretado por el presidente venezolano como una clara provocación. Es por eso que ordenó la movilización de tanques a la frontera y la formación inmediata de brigadas formadas por estudiantes, trabajadores y amas de casa para que se aprestaran a defender la revolución bolivariana.
El comandante se sentía seguro. Desde el 2003, le había comprado a Rusia, España, China, Bielorrusia e Irán 16 mil millones de dólares en armamento. Sus arcas parecían inagotables. En plena bonanza petrolera los balancines de PDVSA le sacaban al suelo venezolano 1.500 millones de barriles por año y se estimaba que habían otros 300.000 millones de reserva lo que representaba el 25 por ciento del petróleo del planeta.
Cuando llegó a la presidencia en diciembre de 1998, Chávez había encontrado baterías de artillería y carros de combate obsoletos, un débil sistema de defensa antiaérea y una gran escasez de piezas de repuesto para los aviones suministrados antes por Estados Unidos. Diez años después el panorama cambiaría abruptamente, tanto que llevaron al comandante a alardear de tener el ejército más moderno del mundo.
De Bielorrusia el gobierno chavista compró un centro de mando y control para la defensa aérea. Lentes individuales de visión nocturna NV/G 14 y apuntadores laser TSL-02 y miras Red-dot PK-A para fusiles. Tecnología de punta que ningún estado de la región contaba. De China llegaron ocho aviones de entrenamiento de combate K-8W y ocho de transporte táctico Y-8 ; siete radares móviles de largo alcance JYL-1 y tres JY-1 , además de un número incontable de uniformes, botas, cascos, carpas, cocinas. De Cuba trajeron cuatro buques de carga multipropósito del tipo holandés Damen Stan Lander 5612 y obuses norteamericanos reconstruidos M101 de 105 mm. Para la defensa de su océano adquirieron de España cuatro buques patrulleros tipo Avante 2400 (Vigilancia Oceánica) y cuatro tipo Avante 1400 (Vigilancia Litoral). La empresa estatal española Navantia se encargó de la construcción de los barcos, pero los motores, sistemas electrónicos y armamento, fueron suministrados por empresas alemanas, holandesas, italianas y suiza.
En su afán de proteger su territorio, Venezuela desobedeció al Consejo de Seguridad de la ONU y le compró a Irán un sistema de misiles S-300, doce vehículos aéreos no tripulados (UAV: Unmanned Aerial Vehicle) y una fábrica de pólvora que estaría siendo montada en las instalaciones de la C. A. Venezolana de Industrias Militares en Carabobo.
La compra más importante la realizaría el gobierno chavista con Rusia. Aprovechando un préstamo de 2.000 millones de dólares que le dio Putin, Venezuela ajustó otros US 9.000 millones para comprar en armamento liviano 100 mil fusiles de asalto Kalashnikov AK-103/AK-104, cerca de 5 mil fusiles de precisión Dragunov, más de un millar de lanzacohetes portátiles antitanque RPG-7V2 de 85 mm. Asimismo, se adquirieron una planta para la producción de fusiles AK-103/AK-104 y otra para la munición de 7,62×39 mm, las cuales fueron construidas en Maracay, estado Aragua.
En aeronaves se hicieron a 24 aviones de combate Sukhoi Su-30MK2, incluidos sus sistemas de armas, el juguete preferido de Chávez del que hacía alarde de su velocidad, diciendo que un Sukhoi podía despegar del golfo de Maracaibo, bombardear Bogotá y regresar al portaviones tan sólo en doce minutos ; 53 helicópteros (38 Mi-17V-5 multipropósito, 2 Mi-172/VIP presidencial, 3 Mi-26T2 de carga pesada y 10 Mi-35M2 de ataque). Además, un centro de entrenamiento para tripulaciones de helicópteros y dos centros de mantenimiento, uno para los Su-30MK2 y otro para helicópteros.
De artillería llegaron de Rusia Artillería cuarenta obuses autopropulsados Msta-S de 152 mm, veinticuatro sistemas móviles de lanzacohetes múltiples BM-21 Grad de 152 mm y doce Smerch de 300 mm; morteros remolcados Sany y autopropulsados Nona-SVK, de 120mm, y, un sistema misilístico de defensa de costa.
La defensa aérea estaba cubierta con los lanzamisiles portátiles Igla-S, cañones bitubos remolcados ZU-23-2 de 23 mm, y, sistemas móviles misilísticos S-300, Buk-M2E y Pechora 2M. Además llegaron noventa y dos tanques -reconstruidos- T-72B1 , ciento veintitres vehículos de combate de infantería BMP-3 y cientocatorce 8×8 BTR-80A (114).
Ese es el arsenal que ha heredado Nicolás Maduro con un ejército dispuesto a defender a cualquier precio la revolución bolivariana.