Las apariencias de Duque engañan: un joven, una mujer y un gay

Las apariencias de Duque engañan: un joven, una mujer y un gay

Aunque parece haber conformado un gabinete incluyente, es más desde las apariencias que desde una verdadera mentalidad que encarne al sector que que representan

Por: Sebastián Camilo Leal Daza
julio 27, 2018
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Las apariencias de Duque engañan: un joven, una mujer y un gay
Foto: Leonel Cordero / Las2orillas

Con la elección de Duque y Marta Lucía, sus recientes nombramientos en los ministerios, todo esto en medio de todo el sombrío panorama de asesinato sistemático a líderes sociales, amenazas de muertes a periodistas, los rumores de un posible retorno a la guerra con las Farc, hay que comprender, en cuanto a esos mismos nombramientos ministeriales que dan el aire de ser “progresistas” y “renovados”, que una cosa es una cosa y otra es otra cosa.

Me explico: para empezar, el hecho de que Duque sea “joven” no lo hace per se inexperto pero tampoco experto. En este caso, el hecho de que tenga 41 años no lo hace "fresco" con ideas "nuevas", pues él encarna la mentalidad recalcitrante y retrógrada que en materia de derechos civiles, sociales y políticos representa el uribismo. Basta comparar sus trinos siendo senador en donde felicitaba al entonces presidente Obama por “la legalización del matrimonio gay en EE.UU”.

Podríamos dejar el beneficio de la duda y decir que Duque en el fondo es un “joven progresista”, pero claramente el peso de la ideología política que tiene sobre sus hombros y de la cual viene, a la que pertenece y ahora representa como máxima cabeza (al menos en el papel), no le permite sacar a flote sus ideas “progresistas” de antaño. Ante esta perspectiva, Duque tiene dos caminos: o cumple fiel y literalmente lo que ha pregonado en sus debates como luchar contra la corrupción y termina así siendo el segundo traidor para su mentor o sigue siendo un “títere” con lo cual tendríamos 4 años de un viejo estilo de gobierno que ya conocemos.

Así mismo, las ideas políticas y económicas no sin ninguna novedad, son las mismas con las que Uribe gobernó durante 8 años, pero ahora sin la excusa de “acabar con las Farc”, lo cual pone a Duque en una situación en la que sin poderle echar la culpa a las Farc de los problemas del país tendrá que demostrar que sí es el que es y que Colombia ahora sí puede solucionar sus problemas de fondo como al desigualdad social o la corrupción.

Concluyendo, Duque de "joven, progresista e innovador" solo tiene la edad.

Por otro lado, el que tengamos por primera vez una vicepresidenta no es per se un "gran avance", pues por el hecho de ser mujer no necesariamente representa "progresismo" o equidad de género. Marta Lucía ha pregonado ideas y políticas homofóbicas e incluso que atentan contra las mismas mujeres, pues está en contra de libertades como el derecho al aborto.

Como bien lo señala María Claudia Dávila en su artículo Marta Lucía Ramírez: soy mujer y no me representas“es evidente que ella ocupa un lugar privilegiado y normativo en esta sociedad; es blanca, heterosexual, católica y de clase alta. No todas encajamos ahí. Para ella es muy fácil decir que la familia debe estar compuesta por una madre y un padre , que los homosexuales no deberían adoptar y que la mujer no debería tener completos todos sus derechos sexuales y reproductivos. Para el resto de nosotras, no.”

En este escrito, Dávila menciona las diferentes respuestas que Marta Lucía con todo cinismo ha dado a diferentes medios en temas como el aborto o la adopción por parte de parejas del mismo sexo, y en los que por supuesto no está de acuerdo. Bien, uno podría decir que por el hecho de ser “mujer” no se tiene que estar de acuerdo con el aborto o el matrimonio o la adopción gay, pero precisamente, en calidad de mujer y de vicepresidenta, sus ideas no pueden estar por encima de las decisiones y fallos judiciales que hay sobre estos dos temas, en los que el matrimonio y la adopción por parte de personas del mismo sexo es legal y en la que el aborto es legal bajo ciertos casos. Además, es desconocer las luchas y movimientos de grupos feministas y LGBTI que han logrado en gran parte estos avances progresistas en Colombia.

Las mujeres rara vez, por no decir nunca, han podido decidir sobre sí mismas, al igual que la comunidad LGBTI han estado siempre subyugadas por el sistema heteropatriarcal de la nación. Bastante curioso que sea la misma Marta Lucía, la que ha mostrado cierta línea de pensamiento, en una entrevista con Vicky Dávila haya dicho que Colombia debe mirar hacia el futuro con progreso en materia de libertades civiles. Con eso nos vamos dado una idea de lo “progresista” y conservador de la coalición del nuevo presidente. Lo mismo podríamos decir la nueva embajadora en Francia, Viviane Morales o de la nueva ministra del Interior, Nancy Patricia, y su dudoso pasado en el que la justicia colombiana la investigó por presuntos nexos con paramilitares.

Que Duque haya nombrado de ministro de Medio Ambiente a un geólogo gay no lo hace "bueno" o "malo" per se. Por supuesto, es loable que tenga visibilidad en un país machista, pero no por ser gay va a ser un ministro que apoye a la comunidad LGBTI o que cuide y vele por el medio ambiente. Es “bastante extraño” que él haga parte de una coalición que ha perseguido y estigmatizado a quienes aman a alguien de su mismo sexo. A no ser que en el fondo, su visión de país y sociedad vaya en consonancia con los de Pastrana y Uribe en los que trabajó. Por otro lado, hay que sacar conclusiones de sus nexos laborales con Juan Lozano y Bruce Mac Master como lo evidencia el portal la Silla Vacía para ver su verdadero talante. En ese sentido esto es imperdonable, que alguien se preste para jugarle a sus propios verdugos, al mejor estilo de los mayordomos negros que apoyaban incondicionalmente a sus patrones esclavistas blancos como en la película de Django sin Cadenas de Tarantino o los pobres que defienden a los ricos que los explotan.

En ese sentido, ser "joven, "mujer" o "gay" no es la discusión en sí, pues eso, por supuesto, no es el problema, al contrario, debería ser así: un gabinete incluyente, pero no desde las apariencias sino desde una verdadera mentalidad que encarne al sector que que representen. En ese sentido, ser mujer o gay no es garantía de que realmente se le apuesta por políticas inclusivas y progresistas, más bien parece un distractor, una pura fachada, pues en el fondo se vende la imagen de lo “progresista” y “novedoso” pero en el fondo, son las mismas políticas de siempre. Las apariencias engañan una vez más…

 

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