Popayán, ciudad de fantasmas y apariciones, donde abundan las historias paranormales en las calles históricas. Se dice que antiguos crímenes y viejos tormentos han dejado su huella imperecedera entre las paredes de cal y los rincones oscuros.
Adaptándose a los nuevos tiempos
Los espectros se adaptan a los nuevos tiempos. Salen de las penumbras históricas y de los campos para aventurarse en los extrarradios de la ciudad. En estos días las cámaras de seguridad del barrio Villa del Viento, en el norte de Popayán, registraron en la madrugada a una figura pequeña, como de niño que viene y va, con movimientos rápidos y poco naturales.
El viejo duende
Se dice que se trata del viejo duende, un espíritu juguetón que disfruta incordiando a niños y animales. Hace travesuras y causa sobresaltos, preferiblemente en ambientes rurales y solitarios.
El llanto terrible
También en el oriente de la ciudad aseguran que algunas noches se escucha el llanto lastimero de un niño durante la madrugada. Residentes de unas torres de apartamentos dicen que las puertas de los ascensores se abren y se cierran sin nadie a la vista. Los sensores de las luces se activan y parece que alguien disfrutara la novedad de estos artilugios modernos.
Que así sea
El espíritu baja de las estribaciones montañosas cuyo monte acaricia los últimos barrios de la ciudad, cerca de la loma del Azafate, por los lados de Pío Pio, en inmediaciones de la Cueva del Indio, y se divierte entre la gente.
Quiero creer que se trata del plañir de este pequeño interdimensional y no del llanto insoportable de uno de carne y hueso que sufre el maltrato y las miserias de este mundo.
Con la maldad que ahora hay en esta tierra, los cuentos de espantos parecen cosa de niños. Nunca mejor dicho.