El fervor político de los años 70 llevaron a Luis Alberto Gil a unirse al M-19 mientras estudiaba Química en la Universidad Industrial de Santander —UIS—. Incluso, lo enviaron a Libia a entrenarse en ciencias militares durante seis meses. En poco tiempo, El Tuerto Gil se convirtió en un destacado guerrillero, y al mismo tiempo mostró su garra política junto a los sindicatos en Santander siendo profesor. Fue presidente del Sindicato de Educadores de Santander, SES; director de la Unión Sindical de Trabajadores de Santander, Usitras; ;y miembro de la Junta Nacional de la Federación Colombiana de Educadores, Fecode. Sin embargo, cuando el M-19 se desmovilizó en 1990, Gil torció rápidamente su camino. Fue un hombre que se acercó a Antonio Navarro y se hizo elegir diputado de su departamento, pero lo sedujeron los atajos ilegales en la política y lo apartaron del grupo del Eme porque no tuvo reparos en hacer política a punta de plata, y sobre todo, con mala plata.
La política lo llevó a cambiar de espectro, y se acercó a los paramilitares del Bloque Bolívar, con quien hizo turbios pactos. Terminó en la cárcel. Ahora, está otra vez enredado en el caso Santrich, y es señalado de intentar interferir en la investigación contra el exjefe guerrillero de las FARC.