La primera vez que Juan Mario Sánchez Cuervo supo de la muerte fue cuando se enteró del secuestro, tortura y asesinato de su hermano José Abad Cuervo, miembro de la UP. El crimen ocurrió en 1987, justo cuando arreciaba la ofensiva de exterminio contra este grupo político por parte de la ultraderecha.
Juan Mario creció teniendo la memoria de su hermano como bandera. De hecho, a partir de ese momento su forma de lucha fue desde la literatura y las letras. Con un estilo preciso, descarnado y demoledor convirtió a la Nota Ciudadana en su trinchera. Desde ahí lanzaba sus dardos.
Sin embargo, como sucede dentro del oficio de la crítica, las groserías y amedrentamientos en redes fueron asfixiantes. Sánchez Cuervo lo soportó con estoicismo hasta que los ataques se hicieron más violentos, más sistemáticos y más constantes. Tras publicar Señor Uribe: la vida y la muerte están en sus manos y El día que Álvaro Uribe muera fue tanto el acoso en redes que tuvo que salir del país, dejar a su familia, su barrio, la ciudad donde nació.
En un país en donde las únicas promesas que se cumplen son las amenazas de muerte, Juan Mario Sánchez Cuervo teme por su vida. Su único pecado fue decir lo que pensaba.