Hace un mes Luigi Echeverri envió una carta a El Espectador, en donde dejaba entrever el miedo que le tiene la derecha a la llegada de la izquierda al poder. Y así como este reconocido cacao del empresariado nacional se ha manifestado, otros también lo han hecho a su manera, buscando las alianzas que intenten impedir la llegada de Petro a la presidencia. De antemano debo decir que no soy petrista, pero reconozco que nada bueno se traen estas alianzas. Súmese a esto el fraude electoral que ya algunos visualizan desde la Registraduría Nacional, que a través de una reforma electoral quiere, según mi humilde opinión, meterle mano a los comicios del 2022.
Es que en los últimos días se ha hablado de una visita de los Char al Uberrimo, lo que da a entender que esta casa política no quiere perder sus privilegios y que en el fondo tiene el mismo miedo de Luigi Echeverri. Esta prominente familia debe de saber que el uribismo está muerto, que día tras día pierde adeptos y que es sinónimo del paramilitarismo que hoy está acabando con los líderes sociales. Por lo tanto, cualquier alianza con el uribismo da entender que así haya que comprar votos Petro no puede ser presidente. Los Char también saben que su partido Cambio Radical está de mal en peor, y que hay que arroparse del árbol que dé mejor sombrita aun en medio de la turbulencia.
Hay otra alianza menos macabra, pero sí que falta a la neutralidad informativa: la que están llevando a cabo algunos periodistas con Sergio Fajardo. Estos comunicadores, que de por sí son prestigiosos, no les cuadra de a mucho Petro y están promoviendo al exgobernador de Antioquia para puntee en las encuestas. Realmente, amigo lector, no es sano que se haga este tipo de cosas, porque la gente tiene derecho a votar por el candidato que mejor le parezca, sin que se condicione su libre elección a través de columnas y entrevistas ramplonas. Pero se ven estas actitudes porque para muchos Petro es un comunista, que a través de un progresismo falso solamente quiere enfrentarse a las castas dominantes y crear un gobierno asistencialista. Todo indica que Fajardo es el candidato de la burguesía criolla que no comulga con Uribe.
Petro no la tiene nada fácil, pero a decir verdad tiene el apoyo de la juventud y de los que salen a marchar, que son el doble si los comparamos con los que apoyan a Fajardo. Debe prepararse porque le van a hacer trampa, o simplemente se van a crear otras alianzas para no dejarlo llegar a la Casa de Nariño. No nos olvidemos que a Rojas Pinilla le robaron la presidencia en 1970, cuando el liberalismo y el conservadurismo se unieron para mantener sus antiguos privilegios. Nada de raro tiene que algo así vuelva a acontecer en el 2022. Acuérdese, amigo lector, que usted vive en Colombia, un paraíso para todo tipo de delitos.
