La noche del 15 de enero de este año, Adriana Sobrero Salazar fue atacada por 3 hombres que pretendían robarla justo cuando llegaba a su hogar, en el exclusivo sector de Rosales, en su vehículo. La mujer, que se encontraba en estado de embarazo, recibió varios disparos y algunas versiones preliminares indican que podría quedar cuadripléjica. Justo dos semanas después, el 29 de enero, varios hombres ingresaron al restaurante Home Burgers, ubicado en la carrera 5 con calle 70, y atracaron a la clientela, llevándose consigo un reloj marca Rolex. Estos dos hechos encendieron las alarmas frente al problema de seguridad que afronta la localidad de Chapinero, tanto así que incluso motivaron la reciente prohibición impuesta por la Alcaldía de Bogotá de llevar parrillero hombre en las motos. Pero estos dos hechos van más allá de lo anecdótico y se enmarcan en un contexto de creciente inseguridad.
Las cifras no parecen ser muy alentadoras cuando se comparan los índices de criminalidad de los meses de enero y febrero del 2017 con los del año en curso: el hurto a personas en Chapinero aumentó el 34 %, el hurto a residencias creció el 50 %, y mientras que el año pasado a estas alturas no se había reportado ningún homicidio, en el 2018 la cifra alcanzada en la localidad es de 1. Por otro lado, las denuncias de lesiones personales han disminuido en un 52 %[1].
En lo que va corrido del año, en la localidad de Chapinero —según estadísticas provistas por la Policía Metropolitana de Bogotá— se han reportado 942 hurtos a personas, 63 hurtos residenciales, 1 homicidio y 43 lesiones personales. Las cifras resultan preocupantes cuando se las compara con las del año 2017 en los mismos meses. Según la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos (OAIEE) de la Alcaldía Mayor de Bogotá, en enero y febrero de 2017 se denunciaron 701 hurtos a personas, 42 hurtos a residencias, ningún homicidio y 90 casos de lesiones personales. Si bien la disminución en las cifras de lesiones personales presenta un panorama optimista, los aumentos en las demás estadísticas dan cuenta de la creciente ola de inseguridad que sufre Chapinero y que convierten a esta localidad en una de las más inseguras de Bogotá, por lo menos en lo que a hurto se refiere.
Es posible llegar a esta conclusión cuando se analiza el boletín mensual de indicadores de seguridad y convivencia del mes de diciembre de 2017 —en el que se consolida toda la información del año— presentado por la OAIEE. Mientras que en localidades de Bogotá como Ciudad Bolívar, Bosa o Kennedy, tradicionalmente asociadas con la inseguridad y la criminalidad, se presentaron 1848, 2510 y 6635 hurtos a personas, respectivamente a lo largo del 2017, en Chapinero se reportaron 5825 hurtos a personas en el mismo año. La situación se agrava cuando se tiene en cuenta la población de cada una de las localidades. Si bien las cifras parecen mostrar que el problema del hurto a personas es más grave en Kennedy que en Chapinero, esta afirmación no resulta tan contundente si a la ecuación le añadimos la población de cada localidad. Por ejemplo, la localidad de Kennedy —según la Secretaría Distrital de Planeación de Bogotá—tiene, aproximadamente, 1’230.539 habitantes, mientras que Chapinero cuenta con una población de 126.192 personas. En esa medida, Chapinero tiene un índice de hurto a personas de 1 por cada 26 habitantes, mientras que ese mismo índice en Kennedy es de 1 por cada 185 habitantes.
En lo que respecta al hurto a residencias, el asunto es muy similar. En Chapinero se denunciaron 215 hurtos a residencias en el 2017, mientras que en Kennedy se reportaron 517 en el mismo año. El índice de hurto a residencias en Chapinero es de 1 por cada 586 habitantes. En Kennedy, el índice es comparativamente menor: 1 hurto a residencias por cada 2380 habitantes.
A pesar de los esfuerzos realizados por la Alcaldía Mayor de Bogotá y la Policía Metropolitana de Bogotá, el problema de inseguridad en Chapinero parece estar empeorando. Ciertamente, las cifras sobre la creciente criminalidad en el sector ofrecen un diagnóstico preocupante que merece pronta atención.
[1] Cifras proporcionadas por la Policía Metropolitana de Bogotá y la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos (OAIEE) de la Alcaldía Mayor de Bogotá.