En las aguas del río Ranchería nacieron los mitos de las culturas que lo circundan, desde su nacimiento a tres mil metros de altura en la Sierra Nevada hasta su desembocadura en el Mar Caribe. En el recorrido de su cauce se creó la tradición ancestral de la etnia más grande de Colombia, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad: la Wayuú. Bajo el murmullo de las piedras tocadas por la espuma de sus aguas, se desarrolló la tradición ancestral de los pagamentos de los Wiwas, Koguis, Kankuamos y Arhuacos. Turistas nacionales y extranjeros se acercan obnubilados, invadidos por el encanto del olor a tierra verde, la exuberancia de los paisajes que rodean este territorio de nuestro país, y por la fascinación que dichas etnias generan a través de sus tejidos de mochilas hechas a mano, que expresan la cosmovisión del mundo de seres que nos recuerdan el vínculo con nuestra madre tierra.
Colmado de recursos naturales, el cauce del río ha servido de escenario para la creación, trasmisión cultural y supervivencia de nuestros pueblos originarios. Un ser vivo que, además, es escenario de rituales, música, danzas, juegos, y de una cosmovisión tan mágica, que sin duda fue transmitida por la sangre y el viento a Gabriel García Márquez a través de su abuela Tranquilina Iguarán, Wayuu de pura cepa.
La cuenca original del río Ranchería se extiende por un territorio que es principalmente de poblaciones indígenas, quienes en la preservación de sus tradiciones ancestrales, y la definición de qué se hace y qué no en su territorio, están amparadas por la Constitución Nacional y por el Derecho Humano Internacional.
Pero en el 2010 el misterio se quiebra, y el río Ranchería es encerrado tras la represa de El Cercado, dejando sin base la cultura y supervivencia ancestral de todas las etnias antes mencionadas, que guardaban una estrecha relación con sus aguas.
Las acciones por parte de la comunidad no se hicieron esperar, pues no se respetaron a cabalidad las consultas previas a las cuales tienen derecho. La tutela que presentó el pueblo Wiwa falló en su contra por “haber faltado al principio de inmediatez”. Las medidas cautelares emitidas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en 2015 no han sido atendidas en su totalidad y las comunidades hasta hoy no tienen el derecho fundamental de acceder a sus aguas, no solo como fuente de vida, subsistencia, abastecimiento para cultivar y tener animales, sino lo que también es fundamental, como parte de una cosmovisión del mundo, de sus rituales y espiritualidad.
Los informes de la Procuraduría y de la Defensoría del Pueblo, las manifestaciones pacíficas recordandole al Estado que están agotando sus recursos y dejándolos sin sus tradiciones, las cartas, las tutelas, las sentencias de la Corte Suprema a favor del pueblo Wayuu para mantener el acceso al mínimo vital de agua, han sido mecanismos institucionales y de participación ciudadana que han generados avances significativos. Sin embargo, aún las aguas del río Ranchería siguen represadas en El Cercado.
Entonces la pregunta que a mí me queda como ciudadana es: ¿Cómo o a quién se le pide de regreso un río en Colombia?
La esperanza no se pierde. El esfuerzo realizado pidiendo el retorno de las aguas del río, no va a ser en vano. Debemos como ciudadanía unir nuestras voces, y exigir al gobierno que nos devuelva el derecho fundamental al agua y a la vida.