Manejar en Bogotá se ha vuelto una pesadilla para muchos conductores. Y no solamente los de vehículos particulares, taxis, servicio público o incluso los mismos ciclistas (que ahora se inventaron una palabrita y les dicen 'biciusuarios').
Bogotá es como un gran cangrejo, de hecho el exsecretario de movilidad tenía un apellido que rimaba con esta palabra, va para atrás o solo para el lado. Estas son las 5 razones por las que manejar en Bogotá se volvió una pesadilla:
1. Ladrones
No es un secreto para cualquier conductor, en especial para los motociclistas y ciclistas, -quienes están más expuestos- que los hampones se han vuelto un dolor de cabeza y sobre todo cuando hay tan poca justicia y mucha impunidad. Solo basta con ver los 5.927 casos de robos de bicicletas (hasta el 31 de julio según informe de la Alcaldía) que se han presentado en la ciudad con incrementos de hasta un 50 % respecto a meses de años anteriores. Y eso que estuvimos en un 'confinamiento' donde la gente dejó de salir.
Los rompe vidrios, que parecen una oleada en los semáforos y los robos a mano armada, hacen que el temor por manejar en Bogotá sea latente en cada uno de los conductores que se arriesgan a salir a las calles.
2. Huecos
Foto: archivio Alcaldía Bogotá
El Distrito, según artículo de Eltiempo afirma haber tapado 141.057 huecos en las vías de Bogotá, sin embargo los que faltan por tapar, que no se tienen contabilizados, son miles sumados a los que taparon y ya se volvieron a abrir. Un ejemplo claro es la Autopista Norte, antes de que comience la concesión (salida de Bogotá) y cuando esta termina (ingreso a Bogotá). "Bienvenido Bogotá" y un totazo en su carro o su moto por culpa de las decenas de huecos que están esperando dañar los vehículos o causar accidentes a motociclistas que, no por falta de habilidad o por exceso de velocidad como casi siempre se les endilga, terminan en el suelo con fracturas o en muchas ocasiones fallecidos por el pésimo estado de la malla vial.
3. Retenes de la Policía de Tránsito
"El que nada debe, nada teme", ojalá el dicho fuera así porque usted casi siempre puede salir debiendo. Así usted tenga todo en regla el pánico al ver un retén de la Policía de Tránsito es innegable. Y cuando se habla de un retén no es el gran operativo con conos y con varios policías y toda la parafernalia que a veces se monta para que salga bonito en televisión, sobre todo en los puentes festivos. Cuando se habla de retén, en este caso, se refiere a esos en donde si acaso están dos Policías, sin señalización y en lugares que a veces no pasa ni un alma. Uno no sabe si son Policías de verdad haciendo un retén para controlar el hampa, o si son ladrones disfrazados (por que casos de falsos policías se han visto muchos). Por eso siempre hay que pedirles la identificación, pero vaya usted y hágalo, aunque está en su derecho y los Policías en la obligación de mostrarla sale casi crucificado. Tal vez hasta le llegan a contar si tiene las curitas completas del botiquín y ¡ay donde le falte una!
4. Fotomultas
Foto: Secretaría de Movilidad
La Corte fue muy clara cuando dijo que las multas se le deben poner a la persona que va manejando el vehículo (en casos como exceso de velocidad), sin embargo el distrito de una manera olímpica, a mi forma de ver, sigue poniendo estos comparendos a los dueños de los vehículos -no al conductor- con las excusa de que es un "comparendo", es decir no es una multa sino una "invitación a comparecer" para que explique lo que sucedió. ¿Será que el secretario de Movilidad, Nicolás Estupiñán, está ignorando a la Corte y lo que dice la Constitución Colombiana en el artículo 33, "Nadie podrá ser obligado a declarar contra sí mismo o contra su cónyuge, compañero permanente o parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad, segundo de afinidad o primero civil"? El caso es que se han vuelto un dolor de cabeza andar en una avenida de más de 4 carriles (como las Américas) a 50 km/h.
5. Falta de sentido común (ser un hp)
"Es que no falta el hp", así es como esta expresión coloquial se ha vuelto común en el día a día, porque cosas que parecen tan obvias y de sentido común no se cumplen: respetar un semáforo; no meterse en contravía; USAR LAS DIRECCIONALES; respetar los pasos peatonales; no mandarle el carro a los ciclistas; usar las luces estacionarias cuando se va a dejar a un pasajero; usar el casco bien puesto en el caso de motociclistas y ciclistas; y no creerse el dueño de la vía, entre algunas otras parece que están en vías de extinción en la ciudad. Cada día parece que proliferan estos 'conductores' que siguen haciendo que manejar en Bogotá se haya vuelto una pesadilla.
La ñapa
No incluyo la reducción de vías que ha tenido Bogotá para los vehículos particulares y en parte para el transporte público. Desde los carriles que se quitaron por Transmilenio hace muchos años, y el espacio que les quitaron a los vehículos para meter más ciclorrutas, que en algunas ocasiones eran muy necesarias pero que en otras parecen unas obras dignas de la improvisación. Pero todo esto está soportado con datos estadísticos. ¿Será que los datos se pueden acomodar? ¿Y para que una vía exclusiva para ciclistas si ellos siguen andando por la vía de los carros (aunque tengan el derecho de hacerlo)? ¿Y para que ciclorrutas si a los ciclistas les toca andar con los carros para evitar que los atraquen o se encuentren con un poste en la mitad de su vía?
