La crisis que afronta la Universidad del Chocó es más crítica y profunda que lo que alcance a describir en el análisis de la semana anterior. Una crisis que tiene diversos eslabones, pero en esta vez solo me ocuparé de cuatro. El primero, el académico, todos sus 33 programas están sin licencia de funcionamiento y las explicaciones que ofrecen sus directivas sobre las faltas de acreditaciones y de registros calificados son ridículas y vergonzantes. El segundo, la crisis económica, la Universidad afronta dificultades financieras graves y está funcionando a punto de sobre giros bancarios que se constituyen cuantiosos detrimentos patrimoniales. Además, sortea otros detrimentos patrimoniales generados por demandas de ex funcionarios y por extensiones ilegales de beneficios de las convenciones colectivas a empleados públicos.
Aprietos que sus directivas de manera hábil solo se los atribuyen a los poderes nacionales, cuando las mayores responsabilidades recaen sobre la deficiente administración del rector Eduardo García Vega, quien en su afán de perpetuarse en el poder ha comprado lealtades de manera exageradas y por las graves fallas que tiene en la administración de las finanzas universitarias.
El tercero, el cáncer de la descomposición ética en todos sus estamentos, todo se vende y todo se compra como en una especie de mercado persa. El cuarto eslabón, tiene que ver con los líos judiciales que afrontan varios funcionarios y exfuncionarios. De la serie de investigaciones que cursan en contra empleados y ex servidores solo haré referencias a las que involucran al Rector García Vega. De acuerdo con una certificación de la Fiscalía Seccional del Chocó, García Vega tiene un record de 26 investigaciones penales en los últimos años. Pesquisas por celebraciones indebidas de contratos, prevaricato por omisión, intereses ilícitos en contratos, celebración de contratos sin los requisitos legales, tráficos de influencias y violación del régimen legal de inhabilidades e incompatibilidades, entre otros. En su caso lo que más llama la atención es el hecho que solo dos fiscales son los que le han dictado resoluciones inhibitorias y archivados 20 de los 26 procesos.
Más allá de estas perlas se encuentran otras como en los cuentos de hadas y llenas de más ficciones que realidades. En la página oficial en internet de la Universidad se dice “La Universidad le está apostando a la acreditación de calidad de los programas académicos con el objetivo de ofrecer servicios educativos con mejores niveles de calidad”.
El mismo discurso y slogan de hace doce años cuando aspiró por primera vez a la rectoría García Vega, una aspiración estructurado sobre su lema “trabajando en minga por la acreditación", un cuento idéntico en cada reelección durante los tres períodos consecutivos. Doce años después, el libreto continúa siendo el mismo, pero los resultados son francamente cuestionables, porque el decrecimiento del nivel académico de la Universidad es desastroso y está a la vista de todos los chocoanos.
Debido a que los programas han perdido sus acreditaciones años tras años y han tenido que recurrir a maromas con otros centros universitarios para poder funcionar. De la calidad educativa ni hablar es un centro universitario que ha ido decreciendo de manera preocupante porque sus estudiantes han ocupado los últimos lugares en las pruebas del saber.
Ridículamente pretenden engañar a la opinión pública, demostrando como un gran logro en la calidad de los estándares educativos la obtención de una certificación de calidad en los procesos administrativos del Icontec. Cuando son evidentes los retrocesos en los procesos administrativos.
Para los que conocen como funcionan los procesos administrativos en aquella Universidad hablar de “trasparencias en los procesos administrativos” suena un poco risible cuando desde hace tres años varios funcionarios no han legalizado avances por sumas millonarias. Y más aún cuando la semana pasada Fiscalía Séptima de Administración Pública capturó a una ex Jefe del Programas de Derecho, implicada en delitos de falsedad ideológica en documento público y ese es un pequeño eslabón de los que faltan caer por la corruptela académica que pulula en aquel centro universitario.
Cuando se leen los principios y los valores rectores que se exponen sobre este claustro universitario en el papel y se comparan con lo que impera en la práctica uno no sabe si llorar o reírse de tanta desfachatez. Se dice que “se hace planeación sin improvisación” y la improvisación es lo que más impera dentro del contexto académico y administrativo. Igualmente se expresa que “la gestión de lo público es transparente, democrática y participativa”. Ninguna de las tres funcionan, la transparencia está en cuidados intensivos, la democracia y la participación que han sido remplazadas por una dictadura de un neo emperador, donde se proscribió el debate y la controversia, y se erigió un mundo de idolatrías, de lentajismos y de culto a la personalidad del Rector García. Un mundo de fetichismo que se sintetiza con el bautismo del coliseo universitario con el nombre “Coliseo Eduardo García Vega” y solo falta que ordene la puesta de su busto en el centro de la Ciudadela Universitaria.
Se habla con cinismo de un pluralismo cuando se subraya “se aceptan todas las manifestaciones y corrientes del pensamiento y se respeta la diversidad” sólo en el papel porque en la práctica se vive en un mundo universitario y que ha sido calificado por un docente de “arrodíllate y de daré pan” en una especie de claustro académico de “cuasi esclavizados” ante el poder imperial de García.
Se subraya de “la excelencia en los procesos académicos y administrativos” y en esto se está en los peores de los mundos. Para cerrar el cofre del cinismo, se refieren en el portal universitario sobre “un plan anticorrupción para propiciar la transparencia en la gestión Institucional en la lucha contra la corrupción” y la realidad demuestra lo contrario. En conclusión, en la Universidad del Chocó se viven dos realidades. Una Universidad de ficción y de excelencia académica que se plasma en su portal de internet y una Universidad real cuestionada por su bajo nivel académico y la corrupción que se palpa en sus aulas y en sus oficinas.