La comuna 18, en la ladera de Cali, es una de las tres comunas más pobres de la capital vallecaucana. Se estima que en la ciudad dos de cada 10 ciudadanos viven con lo mínimo necesario de subsistencia o incluso menos, pero en la comuna 18 esta cifra llega a casi 5 de cada 10 ciudadanos en esta situación. Una comuna poblada mayoritariamente por personas que se han visto forzadas a cambiar de ciudad de residencia por diversas razones, entre ellas el 12,3 %, por la dificultad para conseguir trabajo en sus lugares de origen, y el 3,5 % por amenazas contra su integridad personal. La situación se torna más difícil cuando se analiza el nivel educativo de la población, en la cual el 70 % de la población de este sector apenas concluyó la formación secundaria o tiene estudios básicos incompletos. Y hoy la comuna enfrenta un padecimiento adicional: por cuenta del bajo caudal del río Meléndez, que abastece al acueducto de la Reforma, y a la falta de cuidado de la cuenca de este río y la ausencia de previsión, hoy esta comuna, especialmente la parte alta donde se asientan las comunidades más vulnerables, cuenta con un desabastecimiento de agua o la prestación intermitente de este servicio.
Los cortes del servicio de agua duran hasta 24 horas y se producen tres y cuatro veces a la semana, poniendo a depender a las familias asentadas en la zona de los carrotanques, que no llegan de manera oportuna o de ir directamente a recoger las aguas en el contaminado río Meléndez. Como da cuenta un importante diario de la región, los efectos sobre otras actividades fundamentales se han empezado a sentir: las jornadas escolares se han unificado y recortado, dejando a muchos jóvenes entre los 0 y 18 años sin asistencia a clases o en medio de una precarización sostenida del entorno de sus colegios. Adicional a este tipo de situaciones penosas para una ciudad con recursos naturales abundantes y suficientes, está el surgimiento de economías subterráneas, con la especulación en los precios del agua embotellada que ya supera el doble del valor comercial y habitual. El Estado ha fallado no solo en prevenir esta situación sino en reducir los efectos sobre la población: hoy la comuna 18 es literalmente un hervidero y no hay agua suficiente para bajar la temperatura.
El panorama es bastante complejo: a lo largo de los años ha existido una constante negligencia por parte de las autoridades para garantizar la protección de las cuencas de los ríos y sus nacimientos. El problema se hace mayor cuando se analiza que para el funcionamiento normal de la plata de La Reforma se requieren casi 600 litros por segundo del río Meléndez y hoy circulan poco más de 250 litros. Y a pesar que esta realidad no es la primera vez que la padecemos, solo hasta ahora se han activado programas para garantizar que desde la red de la parte plana de la ciudad, que depende de Puerto Mallarino, se pueda bombear agua hacia las seis comunas del oeste que se encuentran en apuros por la ausencia del líquido. No es un asunto menor: es el 25% de la población de Cali que padece este problema.
Pero, ¿quién se hace responsable políticamente de esta situación? Curiosamente en la comuna 18 en las últimas elecciones, durante casi una década, ha venido ganando en este sector el mismo partido y, más específicamente, el mismo grupo político. Este grupo político hoy tiene a 12 alcaldes en el Valle del Cauca, 3 de los 4 concejales que tiene este partido en Cali, sumado al hecho que es la primera fuerza política en la Junta Administradora Local en la comuna 18, que tiene una reconocida participación política en Emcali y en la CVC, y a dos de las más opcionadas candidatas a la gobernación del Valle y al Concejo de Cali que, dicho sea de paso, controlan electoralmente esta comuna. Es cierto, esta culpa es compartida, pero indudablemente el peso político de esta empresa electoral les da una buena participación en la responsabilidad que debe asumirse por esta crisis social, ecológica y humanitaria en uno de los sectores más vulnerables de la capital del Valle del Cauca. La sed de los ciudadanos de este sector en buena medida depende mucho de los políticos que elegimos.
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