La primera vez que habla el príncipe Harry de su hermano es a las pocas páginas de haber empezado su autobiografía. Están en el entierro de su abuelo, el príncipe de Gales, quien falleció a sus 100 años en el 2019. Harry dice que el parecido que alguna vez tuvo Guillermo con su mamá, la hermosa Diana, se ha diluido al cabo de los años. Una calvicie prematura, una flacidez facial y los párpados caídos antes de cumplir 40 años lo convierten en algo parecido a un vejete. En ese momento Harry le cuenta a sus lectores una pelea durísima, en pleno cementerio real, en la que su papá tuvo que intervenir.
No es la primera vez que Harry, en una imprudencia impropia de un aspirante a la corona de Inglaterra. Harry, quien se ha desahogado no sólo en sus muy interesantes memorias que publicó Penguim Random House y que se venden como pan caliente en todo el mundo, dijo esto en el documental de Netflix haciendo referencia a la reunión que tuvo con su familia justo cuando les avisó que dejaría todo por Megan: "Fue terrorífico tener a mi hermano gritando y chillándome, a mi padre diciendo cosas que no eran verdad y a mi abuela callada absorbiéndolo todo".
En el documental además Harry trata a Guillermo como un hombre inescrupuloso capaz de venderle a la prensa primicias sobre su familia, los Windsor y, sobre todo, sobre su relación con Megan. Harry no dice que su hermano cobre por estos favores sino que, simplemente, juega al canje.
El libro cuenta los terroríficos momentos en los que los dos hermanos se enteraron, en esa madrugada de agosto de 1997, del accidente en donde perdió la vida su mamá entre otros acontecimientos. El libro, en Inglaterra, no ha favorecido a su imagen ya que la gente se sigue declarando muy orgullosamente monárquica. Ellos creen que Harry es sólo un niño pataletudo al que siempre le quedó grande ser un Windsor.