María Fernanda Cabal, quizá la mujer más polémica de la política colombiana, ha sido presentada como una caricatura ante la opinión pública gracias a los medios de comunicación y a sus enemigos políticos, que se han encargado de que sea vista como una política irracional, fanática y sin argumentos. A raíz de esta campaña en su contra ha sido víctima de insultos de todo tipo, calumnias sin fundamento, amenazas graves contra su vida y la de su familia, e incluso una penosa suplantación de identidad en redes sociales. Lejos de merecer el desprestigio, la congresista debería ser respetada por su carácter y el trabajo político que ha realizado en los últimos años.
Cabal se resiste a ser políticamente correcta en un momento en el que serlo parece ser requisito para que la opinión sea respetada, y en un país acostumbrado a la falta de honestidad y franqueza de su clase política. Muchos prefieren la falsa prudencia y les gustaría que la representante a la cámara deje de opinar e incluso desearían que se retracte de las reacciones con las que ha sacudido las redes sociales y los titulares, pero ese no es su talante. Cualquier otro político colombiano habría dado el brazo a torcer ante la presión mediática, pero ella sigue generando opinión y polémica, no por ignorancia o terquedad como insisten algunos, sino por la convicción con la que defiende sus ideas. El único problema parece ser que ciertos sectores de la opinión pública detestan que existan personas que piensen como María Fernanda Cabal.
Defendiendo su pensamiento, que podemos ubicar sin miedo a la Derecha en el espectro político, no solo ha protagonizado polémicas, ha trabajado incansablemente por el país, incluso desde antes de su llegada al Congreso. Ha sido la autora de más de 40 proyectos de ley y ponente de otras 14 iniciativas, dentro de las cuales vale la pena destacar la ley por medio de la cual se creó el delito de feminicidio. Cabal ha protagonizado también debates de control político, con los cuales se ha opuesto a la forma en la que se está dando actualmente la restitución de tierras en cumplimiento de la Ley 1448 de 2011. Algunos creen que su oposición a la restitución de tierras está motivada por sus intereses, se niegan a reconocer que María Fernanda Cabal dirigió durante siete años la Fundación Colombia Ganadera (FUNDAGAN), desde la cual apoyó con importantes programas sociales a víctimas de los grupos armados al margen de la ley y prestó asesoría jurídica gratuita a más de 6000 personas afectadas por los errores manifiestos de la Ley de Victimas y Restitución de Tierras y que no podían pagarse un abogado.
La congresista ha demostrado su capacidad y su talante, pero quienes quieren silenciarla y ridiculizarla se niegan a reconocer que María Fernanda Cabal tiene lo que se necesita para seguir en el Congreso de la República, e incluso para escalar más alto.
