Esta audiencia se realizó en un momento en el que muchos titulares han hablado de los daños hechos por parte de los campesinos a los páramos a través de prácticas agropecuarias dañinas, o mediante la cacería. Sin embargo, se invisibilizan grandes amenazas por parte del mismo Estado hacia los ecosistemas de páramo como lo son: las concesiones de títulos mineros, construcción de vías 4G, trazados de líneas de alta tensión y construcción de hidroeléctricas.
Recordemos, para contextualizar, que Colombia es el país con más extensión en zonas de páramo en el mundo y aunque solo el 3% del territorio nacional es ocupado por estos ecosistemas, captan el 70% del agua que produce el país. Además, no podemos desconocer un título del que deberíamos estar orgullosos y sentirnos responsables al poseer el páramo más grande del mundo: el páramo de Sumapaz.
Entonces, en un contexto de cambio climático, es necesario que surjan acciones en torno a la protección de este ecosistema estratégico para el futuro de nuestro país, de la humanidad y de la vida, por lo cual, desde el mismo campesinado, nace la iniciativa de proteger el páramo de Sumapaz con la constitución de la Zona de Reserva Campesina del Sumapaz.
Para la implementación de una zona de estas, se debe generar un Plan de Desarrollo Sostenible que, para nuestro caso, ya está: se plantea frenar la expansión de la frontera agrícola (convirtiéndose en zona de amortiguamiento para el Parque Nacional Natural del Sumapaz) y realizar un proceso de producción agroecológica, teniendo en cuenta todo lo que esto implica, como desechar el uso de agroquímicos, abandonar los monocultivos y la práctica tradicional de ganadería extensiva. Además, ordenar el territorio finca a finca para la protección de las fuentes de agua y los distintos ecosistemas con los que se articula el páramo y su fauna.
Sin embargo, algunos dirán ¿Por qué no sacar a los campesinos o cualquier actividad humana para proteger los páramos? como se lo han planteado algunas instituciones ambientales en algunos momentos. Pues no. Primero, en el caso concreto de Sumapaz, sus pobladores no llegaron a este lugar porque quisieran. Se vieron forzados a desplazarse de sus antiguos lugares de origen, consecuencia de las distintas olas de violencia que ha vivido el país y bajo la presión ejercida por los intereses expansionistas de terratenientes. Se suma que, gracias a la lucha agraria librada en Sumapaz y otros territorios del país por el derecho a la tierra, se logró detener la expansión de la frontera agrícola y, por ende, (fuera de forma consiente o involuntaria) esto frenó la destrucción del páramo.
Segundo, porque han sido los mismos campesinos y campesinas, los que han defendido el páramo de la llegada de los grandes proyectos extractivitas como, por ejemplo, impedir que se construyera una gran central hidróelectrica en el río Sumapaz.
Ahora, por otro lado se preguntan y ¿Por qué el campesinado no se dedica al ecoturismo, como algunas autoridades ambientales o locales promueven? Si incluso las fuerzas militares (realizando travesías en bicicleta para turistas) lo imponen. Propuesta que por novedosa y atractiva que parezca, el campesinado no ve con buenos ojos.
Las organizaciones campesinas sí estudian, y se enteran de lo que está pasando en otros lugares del país, reconociendo (por ejemplo) los daños ambientales que se han realizado a nombre del ecoturismo, como pasó en el nevado del Cocuy. O porque saben que detrás del discurso ecoturístico vienen las grandes empresas (consorcios hoteleros) como pasa en el Tayrona, donde el indígena solo es un objeto más para la apreciación del turista. Razón por la cual los sumapaceños se resisten y han llegado a la conclusión que “el campesinado solo quedará para llevar de cabestro los caballos de los turistas”.
Entonces, el campesinado sumapaceño plantea su lucha para conservar su tradición en las sanas costumbres y cultura campesina construida, permaneciendo en el territorio en el que fueron acogidos hace un poco más de tres generaciones y que, a pesar de sus inclemencias, ellos llaman hogar.
Al mismo tiempo, desde ese mismo amor por su territorio, quieren proteger y ser los verdaderos guardianes del páramo. Por eso ven en la figura de Zona de Reserva Campesina la estrategia para proteger su territorio, con todo lo que implica este concepto, entendiéndose como esa relación profunda entre espacio físico, cultura e historia.
Entonces, no queda más que esperar que la tan anunciada audiencia se realice este 27 de agosto, después de tres injustificados años de aplazamiento, por parte del actualmente en liquidación Incoder. Una verdadera gesta de organizaciones como el Sindicato de Trabajadores Agrícolas de Sumapaz – SINTRAPAZ , las 16 Juntas de Acción Comunal que entran en la propuesta de Zona de Reserva Campesina y el Colectivo Juventud Sumapaceña.