Un grupo de campesinos ha decidido bautizar su territorio con el nombre de la zona naranjera del Cesar con la finalidad de generar interés político, económico y administrativo a nivel regional en toda esta zona geográfica con su gran potencial de cultivos cítricos.
Los naranjales de Chimichagua y Astrea con su verde y productiva vida alegran el paisaje. Además, son esas jugosas y frescas naranjas que desde Mandinguilla, Candelaria, El Guamo y otros pueblos cercanos abastecen los mercados de Santa Marta, Barranquilla, Valledupar, Bucaramanga, Cúcuta, Bogotá y hasta de países como Ecuador, Chile, Argentina y Estados Unidos.
Cada año, en los meses de junio y noviembre, el aroma que se desprende de los azahares en Chimichagua, Astrea (Cesar), y sus alrededores anuncia la llegada de las cosechas. Su recolección es todo un espectáculo. Los racimos, con más de una docena de naranjas, coquetean en los verdes árboles al vaivén de la suave brisa proveniente de la ciénaga de La Zapatosa y del río Cesar.
Más de 200 familias recolectoras, armadas con sábanas y cestos de mimbre, se dan a la tarea de seleccionar lo mejor. De lejos, tan pronto los gallos anuncian un nuevo día, se ven como hormigas arrieras que parten frenéticas con rumbo al lugar de labores para en el atardecer retornar a casa cansados y sudorosos, pero felices porque han ganado lo del sustento.
Manifiestan los agricultores "si el Magdalena tiene su zona bananera, el Cesar tiene su zona naranjera".
Los recursos que se han invertido en los proyectos de infraestructura para la salud, la educación, el deporte, las vías o el saneamiento básico en el departamento, son muy importantes, pero igualmente hay que promover e impulsar el desarrollo económico y empresarial. Por ello, se hace un llamado para que se inviertan las regalías en el sector agropecuario y en especial en el sector citrícola que se encuentra en abandono desde hace un par de años.
Es necesaria una iniciativa que incluya un componente de capacitación permanente de las familias dedicadas al cultivo de naranja y la asistencia técnica por parte de las instituciones encargadas del desarrollo rural en el departamento.
La minería es transitoria, en unos años se cerrará la explotación minera, el departamento dejará de percibir los recursos de regalías, por eso es importante seguir invirtiendo los recursos en la productividad del sector agropecuario, que es lo que toca hacer hoy en día con urgencia para que sea un sector más fuerte y permita que el nivel de vida de nuestra gente se eleve en unas mejores condiciones.
En la actualidad se necesitan los siguientes insumos: insecticida sistémico, ortheocides, glyphogan 480, theron arcaica, bultos de abono orgánico, trichoderma, urea, fósforo, potasio e hidroretenedores.
Estos insumos son necesarios para aumentar la productividad y las familias dedicadas a esta hermosa labor que sin duda generaría un gran cambio en la región.
Tambíen es de carácter urgente el mantenimiento de la vía de los cítricos, que comprende 10 kilómetros desde el corregimiento de Mandinguilla hasta la vereda El Carmen, para lo cual se hizo una inversión aproximada de 15 mil millones de pesos hace poco menos de tres años y a la fecha presenta un estado muy lamentable de deterioro.
Ese es el reto para los nuevos mandatarios que se elegirán este año, pues de lo contrario, en pocos años puede disminuir en gran cantidad el cultivo de naranjales y demás cítricos en el centro del Cesar.
Las siguientes son algunas de las poblaciones que llevan más de medio siglo dedicadas a fortalecer el sector citrícola en el centro del Cesar: En Astrea las veredas: El Tambo, El Cascajo, Belén, Suplicio, San Pedro, La Siria y El Triunfo; mientras que en Chimichagua los corregimientos de Higoamarillo, Mandinguilla y las veredas El Carmen, La Unión, Bella Luz, El Tesoro, Dios Me Ve, Portugal, San Francisco, El Guaimaro, Las Flores, La Curva, entre otros.