De forma mal intencionada los medios han filtrado un audio de una conversación privada entre Gustavo Petro y el comité de paro. Pero, muy a su pesar, ahí se escucha la única voz sensata en medio de este caos que vive el país.
Petro dice que el paro debió levantarse tan pronto se logró el objetivo de tumbar la reforma tributaria y al ministro Carrasquilla; que la situación actual es un desgaste para el movimiento social; y que la violencia desatada beneficia a los sectores más oscuros del uribismo que quieren decretar la conmoción interior o tumbar a Iván Duque para limitar la democracia que tanto les fastidia y posiblemente suspender las elecciones del próximo año donde seguramente serán derrotados.
Tiene razón, la situación de desabastecimiento actual solo perjudica al pueblo y, en cambio, favorece al poderoso gremio de camioneros que están pescando en río revuelto para obtener beneficios para ese cerrado grupo que acapara las carreteras de Colombia como si fueran de su propiedad.
Es cierto que la violencia del Estado indigna, pero hay que ser pragmáticos y poner en una balanza lo que se pierde contra lo que se gana, las marchas son cada vez más lánguidas. Y en este momento la mejor forma de protestar es dejar de salir a la calle a ponerle el pecho al general Zapateiro que está sediento de sangre. En otras palabras, dejarlo mamando y con la reputación por el suelo, porque en Colombia y todo el mundo se supo que esta gente de extrema derecha no tiene límites morales.