Acabo de ver, por enésima vez, el último vídeo de Maluma y debo confesar que aún no salgo del asombro.
Mi intención aquí no es emitir juicios éticos sino, a partir de lo visto en el vídeo, intentar evaluar el desempeño de este genio de las sabanas, y describir en los términos y el lenguaje propio de los artistas de su género la que desde ya podríamos considerar como la gran hazaña sexual de este siglo:
Siete mujeres con él en la cama, todas hermosas. Semidesnudas, indicio de que sí les hizo el amor y no solo eso, las satisfizo, el hecho de estar profundamente dormidas lo confirma. Su postura corporal denota lo mucho que lo idolatran y lo eternamente agradecidas que están con él por todo el placer que les hizo sentir. Deben estar soñando con él. Maluma baby lo sabe, de ahí su autosuficiencia, y que la expresión que ocupa su rostro sea la del deber cumplido.
No obstante, su mirada también refleja desconcierto, parece que amaneció enlagunado, que no recuerda exactamente con cuántas lo hizo, ni cuál de ellas lo condecoró colgándole sus calzones en el cuello. El desprecio con el que las aparta para ir a atender la puerta es su forma de dejarnos claro que le importan tres tiras, que ni se les sabe el nombre. Cuatro, cinco, seis, qué más da, amanecer rodeado de mujeres es para él tan común como para un bebé despertar cagado.
Copas y botellas de licor sobre la mesa de noche nos confirman que la vuelta no fue a palo seco, que Maluma les hizo el amor jincho de la perra, así y todo cumplió, las noqueó. Recordemos que en la carátula del vídeo es el único que está despierto pa' la foto, y que cuando la reportera llega a pegarse al timbre y a azarar el parche ellas ni se inmutan. El único que escucha es él, claro indicio de que le quedaba cuerda pa' rato.
Válido aclarar que pese a que bebió como una guaricha —recordemos que esta vez el que borró casete fue él y que uno de sus hobbies es bañarles el torso en alcohol para luego beber acucioso de allí— no cayó, lo que indica que aparte de buen catre Maluma es garganta.
Pese al frío que hace en las mañanas ninguna está arropada, prueba de que la recalentada que les pegó fue bárbara. Algunas féminas abrazadas unas a otras de forma fraternal, claro indicio de que entre ellas no hubo ningún tipo interacción sexual. Es apenas obvio, no iban a ser tan pendejas de ponerse a arepear teniendo al pretty boy en persona, servido para ellas solas.
El plano se abre y tirada en el suelo vemos a una más, y torcida sobre el sofá a otra, lo que eleva el número de mujeres con las que estuvo y complació a ¡9!, ¡9!, ¡al mismo tiempo!
Y si creíamos que ya lo habíamos visto todo, ante nuestros ojos atónitos se revela lo inimaginable: afuera de la habitación hay más —las que están con él simplemente fueron las ungidas de esa noche—. Están regadas por todas partes, tiradas sobre el suelo, sobre los muebles. Ante la pregunta que inevitablemente surge ¿a ellas también les hizo el amor?, la respuesta es obvia: pa’ ellas también hubo, incluso les dio más duro que a las otras. Basta con verlas desgonzadas, cuasi inconscientes —algunas no se desnucaron de puro milagro— para entender que la sacudida que les pegó fue brava, que la mano de ver… cariño que les dio fue cosa seria, por poco y las desbarata.
Tal vez muchos intenten hallar explicación a tamaño fenómeno en la posibilidad de que Maluma haya recibido la colaboración abnegada y desinteresada de algún partner, no obstante, esta queda completamente descartada cuando, tras un tour por todo el apto, confirmamos que no hay ningún otro representante del género masculino. Lo que nos indica que el directo y único responsable de soberano bacanal fue él, que se bastó y se sobró a sí mismo para complacerlas a todas. ¿Un solo miembro viril para semejante gallada?, ¿es esto humana y fisiológicamente posible? De él se puede esperar lo que sea. Basta con percibir la glotonería con la que lo mira la reportera, y cómo se le hace agua la boca, para hacernos una idea de que lo que le cuelga de la entrepierna no es cualquier cosa. Que la profesional del micrófono también se antoja de un bocado del pastel es algo que el artista procura dejarnos completamente claro.
Ropa interior femenina tirada por todo lado, indicio de que las ganas de poseerlo fueron tantas que la velocidad con la que se despojaron, y aventaron al carajo, todo lo que les impedía quedar cuero a cuero, pelo a pelo con él, fue total. No cabe duda, el deseo que despierta entre las féminas es insoportable. No obstante, en este punto surge un misterio, ¿a quién pertenecen esas prendas?, lo pregunto porque absolutamente todas tienen sus respectivos cucos y brasieres puestos. Ante esto, un par de hipótesis, o previendo ajetreo muchas llevaban un par de repuesto, o dentro del apto habían más mujeres, y bien, o no nos las muestran por estar completamente viringas —lo cual es una lástima—, o bien algo les molestó y se fueron a mitad de la noche y de la farra. Algo sí es seguro, se fueron sin sus calzones puestos, prefirieron dejarlos de florero.
Lo que tenemos que esforzarnos el resto mortales para lograr conquistar a una mujer, y llega este salvaje y se echa 30 al picó de un solo tiro. Empezó con 4 babys y véanlo ya en donde va. Ni siquiera un harem, en este momento cuenta con una tropa, un batallón de mujeres a su entero a servicio. Mujeres felices por el simple hecho de tenerlo cerca, de que les dedique una simple mirada. Mujeres con tan baja autoestima que no les importa comer embolado. Desde el punto de vista matemático, los números que arroja su proeza son asombrosos: Entre la tarde y la noche del día anterior Maluma estuvo con aproximadamente 30 mujeres —las que alcancé a contar—, se echó la nada despreciable cifra de 60 polvos —le puse de a 2 por cabeza—, y completó mínimo 20 horas seguidas dándoles candela. Innegable, estamos ante un pura raza, ante toda una bomba sexual, y lo que vemos no son más que los despojos que dejó su estallido la noche anterior
De lo anterior podemos concluir que: lo que Maluma busca dejarnos claro en este vídeo es que es un mero macho —Don Juan Tenorio, Casanova y el propio Hugh Hefner le quedaron en pañales—, aparte es pinta —con su arqueada de ceja y su habladito a medio camino entre man enmariguanado y man con pereza se las levanta a todas—, aparte es buen catre, aparte lo tiene grande, aparte es millonario, aparte se la pasa de orgía en orgía con modelos más altas que él, y a las que no invita. Pese a todo esto le queda suficiente energía para al día siguiente ponerse a hacer coreografías con ellas, y de paso pegarse tremenda clavada de panza contra el agua de la piscina, porque eso sí, podrá ser un teso pa' tirar pero el barrigazo que se da es tremendo. En fin, así es su día a día, el de un artista urbano y, por ende, el de un tipo humilde y sencillo al que la fama no se le subió ni le tostó la cabeza.