Como nunca antes los habitantes de la costa pacífica de Nariño, en especial los del llamado Triángulo del Telembí, afrontan las nefastas consecuencias del conflicto armado. Atrás, muy atrás, han quedado aquellos años en que esta parte del país se consideraba una especie de oasis para la convivencia armónica: después del Acuerdo de Paz, las zonas que antes eran controladas por un solo grupo armado ahora son disputadas por nuevos grupos.
En el Triángulo del Telembí confluyen los municipios de Barbacoas, Magüí Payán, Roberto Payán y Barbacoas. Quienes sobreviven en esa sección del país han aprendido, con una inmensa tristeza, a imaginar día tras día la muerte para evitarla como una lección que no se puede olvidar.
La violencia está presente en sus múltiples manifestaciones por la presencia de una variedad de organizaciones delincuenciales, entre los cuales sobresalen la extinta guerrilla de las Farc, el ELN y el Clan del Golfo, que se disputan no solamente el territorio, sino las rentas y las economías generadas por los negocios ilícitos de estupefacientes.}
Un ejemplo de ello son las 21.106 personas desplazadas que han tenido que salir corriendo de sus tierras o de sus sitios de trabajo con lo único que llevan puesto y con la esperanza de no dejarse atrapar en cualquier parte de los macabros tentáculos de una guerra sin nombre.
De acuerdo con la información de la ONG Médicos Sin Fronteras que trabaja en el área, se estima que han sido desplazadas 21.106 personas en el primer semestre del año y otras 6.000 han tenido que confinarse.
El triángulo de Telembí, en Colombia, está viviendo su peor crisis humanitaria en los últimos 20 años.
⚠️ En el primer semestre de este año, 21,106 personas fueron desplazadas por la violencia y el 90% de la población vive en condiciones de pobreza 👇 https://t.co/dTh45zFnUv
— Médicos Sin Fronteras México (@MSF_Mexico) August 24, 2021
Y, teniendo en cuenta que los censos del gobierno colombiano en esta subregión señalan que allí viven aproximadamente 90.000 personas, significaría que cerca del 23 por ciento de la población de la zona ha sido obligada a dejar sus hogares e instalarse en las cabeceras municipales en búsqueda de una ayuda humanitaria para poder sobrevivir, aunque sea de manera transitoria.
Sin embargo, dada la dimensión que ha alcanzado el conflicto, los datos pueden ser superiores, en razón de que existen personas que no se llegan a censar por múltiples circunstancias, pero que al igual que los campesinos, indígenas y afrodescendientes también son víctimas de la violencia y llegan a convertirse en desplazados.
Según el informe de MSF en esta subregión se ha dificultado el acceso a la salud: las mujeres embarazadas no pueden acceder a controles obstétricos, como tampoco los pacientes con enfermedades crónicas ni los adultos mayores a sus medicamentos o niños y niñas a controles preventivos, incluyendo vacunaciones. La falta histórica de acceso a los servicios más básicos como el agua potable no les da muchas posibilidades.
Pero lo más grave de todo este panorama es que no se vislumbra a corto plazo soluciones efectivas para cortar los temibles tentáculos del “pulpo” de la violencia que azota la región pacífica de Nariño. Una región de una inmensa riqueza natural, en donde, lastimosamente, la muerte y el desplazamiento se volvió un asunto cotidiano de la mano de la miseria que padecen sus habitantes.
**Con información de: Violencia en el Triángulo de Telembí, Nariño, no da tregua