Sus largas y espectaculares piernas con las que se desplazaba como pisando nubes al entrar al set de CMI para presentar Los secretos de Viena Ruiz, la volvieron famosa. En el tope de la fama se casó entonces con otro exitoso, nada menos que en el mundo de los negocios: Juan Carlos Ortiz, uno de los cerebros de la Comisionista Interbolsa. Su boda en el 2010, fue un termómetro de lo alto que querían volar. Y empezó por su vestido de novia para el que contó con un presupuesto de 20 mil euros para darse todo su gusto en Pronovias, el almacén más prestigioso en el diseño de trajes de novia de Madrid. Su mejor amiga, Claudia Gurisatti, le ayudó a escogerlo.
La boda no pudo haber sido más estruendosa. El tema fue el bicentenario de nuestra independencia. La boda la organizó Adriana Satizabal con sus deslumbrantes arreglos florales y juntas definieron su carácter temático: un homenaje a los 200 años de la independencia de Colombia. Los preparativos duraron seis meses y fueron 300 los escogidos para celebrar en la casa de Ortiz.
Las mujeres llegaron a vestidas color esmeralda y el regalo debía llegar envuelto en sobres con cheques no inferiores los $ 600 mil para la fundación que apoyaba Interbolsa para beneficiar los 4000 niños desamparados. La música en vivo los acompañó hasta al amanecer y se cumplió el sueño de hacer una fiesta inolvidable.
Así fueron los primeros dos años: inolvidables, idílicos. Los viajes se sucedían unos a otros y en Juan Carlos Ortiz encontró el cómplice para ideal para terminar de pasar la página oscura del cáncer de seno que la rondó como un fantasma indeseable. Los encuentros a tono de Martini de corozo con La Guri, se volvieron una cita inaplazable cada viernes en el bar de Leo Espinoza. Soñaban en voz alta y planeaban viajes: Barcelona y la Torre de Mar el restaurante preferido de Viena en la alta torre con una vista de 360 grados al Mediterráneo; Marruecos y Turquía. Todos los hicieron y de todos quedaron fotos de días felices como de las fiestas temáticas de las que se volvió experta: a la Mexicana, a lo Hollywood de los años veinte, siempre amenizadas por el teatro Andrés Carne de Res, sin que faltara Viena con el micrófono.
El castillo de naipes empezó a derrumbarse en agosto del 2012. El aparataje financiero armado por Ortiz junto con Rodrigo y Tomás Jaramillo, resultó ser una estafa para los cientos de inversionistas y el Fondo Premium empezó a derrumbarse llevándose por delante el ahorro de muchos. El totazo de Interbolsa mandó a la cárcel a Ortiz y a sus socios, pero además debieron responder con sus patrimonios. La historia idílica era asunto del pasado.
Viena Ruiz perdió su empleo que intentó sostener hasta el final como directora de la revista Nueva publicada por el consorcio de diarios regionales. La feria de vanidades llegaba a su fin y el escándalo se esparció con la fuerza de un incendio. Viena Ruiz se refugió en su apartamento en Miami en huida al acoso de la prensa. La cárcel de La Picota, donde su esposo debería pagar los nueve años de pena a los que un juez lo condenó en el 2015 se convirtió en un sórdido lugar de encuentro y en medio de la amargura llegó la buena noticia: tendría el bebé deseado de su relación con Juan Carlos Ortiz.
El escenario de la cárcel de su esposo sumado a la confiscación de los bienes fue un nuevo quiebre para Viena Ruiz. Miró hacia Medellín, su tierra, y en a la casa de su mamá Clara Estrada de Ruiz encontró tranquilidad. Allá aterrizó con sus cuatro hijos y setenta cajas que habían sobrevivido al naufragio.
Sin embargo, el tiempo le ha dado recompensas a Viena Ruiz. Se reubicó en la televisión y desde el el 2018 es el rostro de Profesionales al Rescate, uno de los programas más vistos de Teleantioquia. De Bogotá intenta guardar sus mejores recuerdos a pesar de que allí vivió, por culpa de su ex esposo, uno de los momentos más amargos de su vida. Mientras tanto, en el 2019, el Juzgado 39 de conocimiento aceptó que la prisión domiciliaria para Juan Carlos Ortiz quien además deberá pagar $ 400 mil millones como indemnización para las víctimas que terminaron estafados. Su suerte ya no está atada a la de Viena Ruiz, quien lleva una vida familiar en Medellín sin ruido mediático ni los espejismos de los lujos y las pretensiones que conoció en Bogotá.
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