La primera temporada de James Rodríguez en el Real Madrid es la mejor que cualquier futbolista colombiano de la historia pudo tener en Europa. !6 goles y un número similar de asistencias era, para un volante, una locura. Marca lo publicó en una de sus portadas con la piel bañada en oro. Era un Golden Boy. Tenía 24 años y el remoquete de ser goleador de un mundial. El divorcio, la desconfianza de Zidane, y una hinchada que es más una máquina de triturar carne, dieron al suelo con su ánimo.
La prensa le dio la espalda y le querían endilgar amantes, una vida licenciosa. Todo eso pasó con su paso al Everton. Ancelotti lo hace sentir en casa. Liverpool es una ciudad que se acostumbró a consentir a sus ídolos. A diferencia de Madrid James puede pasear por sus calles tranquilamente, sin que un grupo de fanáticos lo detengan en la calle a pedirle autógrafos. Su hija, además, está feliz con la nueva camiseta:
Se siente tan libre que puede ir a pubs como Baboo en Liverpool y, con toda la tranquilidad del caso acceder al deseo de un hincha de tomarse una foto con él:
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Babbo.. where the magic happens 💫 Good luck ... @jamesrodriguez10 @rossa_ryan @amo_racing
Su felicidad es tan completa que hasta publica los duros entrenamientos que realiza para ponerse a tono:
Trabajo duro tiene recompensa.
Hard work pays off. 🔥 pic.twitter.com/S4XExpQ1Zv— James Rodríguez (@jamesdrodriguez) September 1, 2020
James viene con viento en la camiseta. Su próximo reto, el de este sábado, después de una extenuante jornada de eliminatoria, es contra el Liverpool, el clásico de la ciudad. Está listo para romperla de nuevo