Yo soy Betty, la fea le abrió las puertas de muchos países a Ana María Orozco. Su recordado personaje, peculiar sonrisa y hablado conquistó hasta nacionalidades desde el año 1999. Pero no todo fue maravillas con la novela de Fernando Gaitán, aunque Orozco le agradece a su personaje, en más de una ocasión se quejó ante los medios de que los únicos que se enriquecían con su actuación era RCN. El desgaste era absurdo, insoportable. El trato del canal no era el mejor. En abril del 2001, cuando Betty la fea reventaba los termómetros de audiencia, Orozco dejó de ir dos días a la filmación de la telenovela. Los directivos no querían hacerle una prórroga a su contrato. Ana María estaba molesta no sólo con el canal sino con el país. Ese mismo año le dijo a un periódico argentino que en Colombia era pecado ser millonario porque a la gente la secuestraban. Pero en Argentina, el país que la adoptaría en el 2005, también se sentía incómoda con su papel de fulgurante estrella de la televisión.
En el 2002 viajó a Estados Unidos a hacer para Univisión Ecomoda, una secuela de Betty que no funcionó. Luego deambuló por Chile, Perú y en Argentina se casaría en el 2005 con el músico Martín Quaglia. Con él tendría a Lucrecia y Mía, sus dos hijas. La relación se rompería en el 2013 cuando Orozco se enamoraría de su compañero en la serie Somos familia, Maximiliano Ghione, para separarse en el 2015 después de haber anunciado su compromiso.
El talento y pasión están en Ana María como en su apellido, la actriz nunca desistió a pesar de que muchas cadenas televisivas la encasillaron con su personaje de Betty durante muchos años. Aunque en el 2017 realizó una de sus apariciones más recientes en la televisión colombiana, Orozco continúa siendo la fórmula actoral para muchas producciones argentinas y hasta peruanas.
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