En julio del 2014 los diputados del partido de oposición COPEI denunciaron que la hija mayor de Hugo Chávez había estado involucrada en un contrato irregular de Venezuela con la empresa argentina Bio Ar en donde se compraron arroz y maíz blanco con un sobrecosto de 15 millones de dólares. Un año después el Diario Las Américas publicó un artículo en donde afirmaba que Maria Gabriela “podría ser la mujer más rica de la frontera”. Al autor de la nota no le temblaba el pulso para afirmar que poseía una fortuna de US $ 4.197 millones en cuentas en Andorra y Estados Unidos. En esa época la hija mayor del líder de la Revolución Bolivariana, acababa de ser nombrada embajadora alterna de Venezuela ante la ONU. Vivía como lo que era en Manhattan, una princesa del petróleo.
En ese momento vivía con su novio, el abogado Roberto Leyba, titular de una cuenta de ahorros en el Mercantil Commerback de Miami que tenía varios ceros. El periodista cubano Casto Ocando siguió el rastro de la cuenta y se escandalizó con los gastos de Maria Gabriela.
Los gastos de la pareja Chávez-Leyba se iban en los almacenes más caros de Manhattan, entre los que se contaban carteras Louis Vuitton, Hugo Boss, Michael Kors y Kenetth Cole. En una pasada en una sucursal de Forever 21 aparecían dos compras por 2.300 dólares, entre el 23 y el 26 de octubre del 2015 Maria Gabriela, quien en sus redes sociales lleva un discurso de austeridad socialista, se gastó en un almacen Chanen en Nueva York 9.000 dólares. En ropa íntima que compró en Victoria Secret sus gastos superaron los 1.000 dólares.
Entre otras tiendas de lujo visitadas en los días de compras de la pareja están Louis Vuitton (1.371 dólares), Hugo Boss (367), Kenneth Cole (895), Michael Kors (324), Luxottica (431 en anteojos) y la curiosa Zoomies, una tienda que se define como el primer «bar de galletas para perros de Nueva York», ubicada en Greenwich Village.
Pero no sólo en ropa se fueron los dólares. En espectáculos en el Madison Square Garden la princesa del chavismo y su pareja se gastaron 2.200 dólares en una noche, fueron al musical del Rey León, el más exitoso de Broadway después de Hamilton y desembolsaron 300 dólares en los tickets más caros. La fiscal Luisa Ortega le abrió una investigación en el 2018 e incluso le pidió a Estados Unidos su deportación a Venezuela. Pero todo terminó en nada. Ortega tuvo que exiliarse de su país. Las comisiones en bancos de Chipre y Andorra han sido una constante en la pareja.
Como Keiko Fujimori, Maria Gabriela, después de que su papá se separara de su mamá, ejerció funciones de primera dama. En el 2007, con 26 años, hizo su primera aparición pública asumiendo ese rol, fue durante la agitada XVII Cumbre de Jefes de Estado y de gobierno realizada en Santiago de Chile. Allí tuvo que ver como el rey Don Juan Carlos le gritaba a su papá una frase que sería después icónica: ¿Por qué no te callas?
Entre sus amores se cuenta la que tuvo en el 2009 con Pablo Sepúlveda Allende, nieto de Salvador, el inmolado presidente de Chile y uno de los mártires favoritos de su papá. Maria Gabriela estuvo enrollada con un reconocido galán de las novelas venezolanas, Manuel Sosa, quien terminaría siendo detenido en el 2017 bajo acusaciones de corrupción.
Aunque dejó su cargo de embajadora en la ONU en el 2019, sigue viviendo en Nueva York. Un videojuego lanzado por el propio oficialismo en donde intentaba homenajear a su papá terminó desatando sus críticas y lo señaló de grotesco. Mientras tanto sus detractores, que son muchos, la muestran como el ejemplo perfecto de la incongruencia ideológica que siempre ha rodeado al chavismo.
