Al Polo no le tocó más remedio que aliarse con la UP para unir a la izquierda o lo que queda de ella en la contienda presidencial. Y Aída Abella, dirigente del movimiento víctima del genocidio, decidió cerrar filas con el Polo que hace poco expulsó al partido comunista, columna vertebral de la UP, de sus filas.
Expulsión que dañó casi que en forma irreparable la perspectiva unitaria de la izquierda. Y que fue orquestada principalmente por el Moir que veía en peligro su control del Polo si este hubiera aceptado la incorporación de Marcha Patriótica con sus decenas de miles de afiliados.
Marcha, que tuvo un impresionante bautizo de masas en abril de 2011 en Bogotá, y acusada por la derecha gobiernista,(léase ministro de Defensa), y sectores del Polo, encabezados por Carlos Gaviria, que obedece al pensamiento del Moir, como otro brazo político de las Farc, no logró su cometido de ser aceptada allí.
La pregunta que surge, entonces, es por qué ahora sí es de buen recibo en el Polo que un personaje tan comprometido como Abella, ligada al partido comunista, sea la fórmula presidencial.
Todo indica que Clara López decidió jugársela por esta salida poniendo seguramente en juego su propia candidatura ante la arremetida del Moir.
Las cuentas indican que la votación fue difícil en este tema cuando debió desde un comienzo primar la unanimidad.
Ocho directivos votaron contra esta fórmula y doce a favor. Obviamente los primeros representaban al Moir con su senador estrella Jorge Enrique Robledo mientras la otra ala la encabezaba Iván Cepeda, quien en el Congreso de la UP de noviembre pasado, siendo del Polo, se atrevió a lanzar el nombre de Abella como candidata presidencial, lo que le valió una fuerte reprimenda de varios dirigentes del Polo como Carlos Romero.
Pero ahora Cepeda juega como jefe alterno en el senado con casi cien mil votos, la segunda más alta votación de Polo. Por eso puede ahora cantarle fuerte al Moir. Que insistió en poner como candidato a la vicepresidencia a Rodolfo Arango que no es ningún independiente sino un militante de raca mandaca de las huestes de Robledo.
Ante la evidencia de su fracaso, al Moir y sus aliados no les tocó más remedio que aceptar la postulación de ultimátum de Clara López y aparecer como conciliadores.
Los comunistas, con su militante de toda la vida, Aída Abella, en este episodio decidieron poner en práctica la doctrina cristiana de disponer la otra mejilla y olvidarse de la humillante expulsión de hace un par de años.
Y el Moir tragarse el sapo de andar en campaña con unos aliados bien incómodos que hacen parte de Marcha Patriótica y desfilaron, contrariando al Polo, junto con Santos el pasado 9 de abril en apoyo del proceso de paz.
No deja de llamar la atención todos los intentos de última hora del Moir por buscarle un candidato a Clara López para su fórmula, incluso de la derecha como Emilio Sardi, el empresario vallecaucano y vicepresidente de Tecnoquímicas que ha sido muy crítico de los TLC o Camilo Llinás Angulo, el presidente del gremio que reúne a los fabricantes de repuestos de carros (Acolfa).
Es que para el Moir todo el problema nacional se reduce al tema de los TLC con su cuento chino de encontrar caminos de alianza con una inexistente burguesía nacional dispuesta a enfrentarse a muerte con el imperialismo norteamericano.
Olvida el Moir que su simpatizante de toda la vida, Carlos Gaviria, como candidato presidencial no escogió a nadie de los cogollos de la derecha sino a una periodista independiente y de izquierda para una fórmula que obtuvo dos millones 700 mil votos en 2006, siendo la segunda fuerza.
Ahora arguye que para obtener un buen resultado la izquierda debe abrevar en las fuentes de la derecha.
La consigna de la campaña presidencial del Polo, La opción es Clara, seguramente no lo va a aparecer tanto para el Moir que no va a dejar de pretender seguir controlando a este movimiento, que por los manes de la unidad puede multiplicar copiosamente su caudal electoral.
