En la pasada campaña electoral para la Presidencia de la República, el candidato ganador, Gustavo Petro, posó como el redentor del Cambio en Colombia, pero después de medio año de haber asumido la Presidencia, el anhelado cambio se va convirtiendo en otra frustración más para millones de personas que confiaron en su verborrea y discurso. En dicha contienda, varios sectores de la sociedad advirtieron que sus entonces promesas solo serían populismo, puesto que su respaldo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), sus coqueteos con el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y sus conversaciones y compromisos con la banca multilateral (FMI) y Banco Mundial– eran un explícito respaldo a un modelo neoliberal que es el causante del desastre económico y social que viven los colombianos.
Seis meses después, dichas advertencias se han convertido en una triste realidad: Sus alianzas con grupos políticos reconocidos como neoliberales: Cesar Gaviria, Juan Manuel Santos, José Antonio Ocampo, Alejandro Gaviria etc., pero además, con sectores corruptos y clientelistas encabezados por Roy Barreras –a quien el columnista Aurelio Suárez, en el periódico El Espectador le publicó el prontuario-, sus reuniones y compromisos con los más altos dirigentes de EE .UU.–, le sacaron a Petro la catadura reaccionaria, que se complementa con tres reuniones secretas con Álvaro Uribe Vélez –a quien prometió meter a la cárcel–, cuyos acuerdos está obligado a revelarle a la Nación.
Esas frustraciones no se han hecho esperar y son millones de personas las que esperan una verdadera alternativa a la grave crisis del país. Por eso es notable el anuncio de la consolidación de una fuerza política de centro, que aglutine el descontento de la población, desde la clase pobre a la burguesía nacional, de los trabajadores, productores del campo y la ciudad, empresarios, profesionales e intelectuales, que le planteen una verdadera tercería a la nación. Un país víctima de una jugada estratégica de Petro y Uribe, que los obliga a escoger entre sus partidos como alternativa de poder, pero que como en el "gatopardismo", que es el "cambiar todo para que nada cambie", los cambios son simples maquillajes, mientras subsista el modelo económico. Esa fuerza política nace a partir de la fusión de las organizaciones políticas Dignidad y Compromiso Ciudadano, cuyos líderes más notorios son Jorge Robledo y Sergio Fajardo, respectivamente.
El naciente partido político tendrá su congreso fundacional el sábado 18 de febrero de 2023 en Bogotá, después de muchos meses de trabajo conjunto de sus compromisarios, con encuentros departamentales realizados previamente en todo el país. Este día se aprobarán el programa, los estatutos, el nombre, los colores, el lema, las normas éticas, valores, estrategia política y la dirección; todo bajo una serie de principios sobre: La defensa de la soberanía, y la autodeterminación; respeto a la vida; consolidación de la democracia; lucha contra la corrupción; equidad e igualdad; sostenibilidad, construcción colectiva; objetividad; cultura ciudadana; e innovación y coherencia. El nuevo partido será abierto a todos los colombianos e incluso está desde ya inscribiendo candidatos para las elecciones de octubre de 2023. ¡Los colombianos merecen una verdadera alternativa!