El fotógrafo que huyendo de los hombres encontró a las aves

La historia del fotógrafo que, huyendo de los hombres, se encontró con las aves

Juan José Arango asegura: «pajariar lo saca a uno del mundo de los hombres y lo mete a uno al de los pájaros, [que] reúne dos valores: la belleza y la libertad»

Por: Manuel Tiberio Bermúdez Vásquez
junio 12, 2024
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
La historia del fotógrafo que, huyendo de los hombres, se encontró con las aves

Es jovial, alegre, amable, aventurero, sabe de todo, habla recio y rápido, y lo mejor, sin ínfulas. Me recibió en su hermosa casa en la que vive en contacto permanente con lo que más ama: la naturaleza y las aves.  

En su estudio hay varias cámaras para fotografía y aún conserva la cámara con la que hizo sus primeras fotos. También se ven algunas impactantes imágenes de pájaros que observan al visitante desde la pared.

Uno podría interesarse en una entrevista con él para conocer sobre su profesión de laureado, aunque ya retirado, Cardiólogo Intervencionista. O para saber de su actividad en Youtube como profesor de medicina y electrocardiografía. Y si le llama la atención las intimidades de las personas podrían querer conocer la historia de su sobrevivencia a un secuestro. O hablar sobre su pasión por la fotografía de mariposas y orquídeas. O pedirle explicaciones sobre la Inteligencia Artificial en la que está muy bien entrenado y hasta ofrece conversatorios en Youtube para que los profanos tratemos de acercarnos a tan controversial tema.

A mí me interesó charlar con él, no de las actividades mencionadas, que son de suma importancia.  Quise que me contara sobre una pasión que lo hace confesar que es feliz: «perseguir pajaritos», es decir, pajariar.

Juan José Arango Escobar, mi invitado de hoy, asegura que «pajariar lo saca a uno del mundo de los hombres y lo mete en el mundo de los pájaros, -que afirma-reúne dos valores fundamentales: la belleza y la libertad».

Pero comencemos por el principio y dejemos que sea él quien mediante la palabra nos vaya llevando hacia su mundo

¿Cómo se recuerda de niño y en qué lugar?

Hombre, yo nací en Medellín en una familia de clase media o clase media baja. Nunca me faltó nada y creo que mi infancia fue muy feliz.

Éramos una familia que no era pudiente, pero fui muy feliz; tuve la fortuna de tener padres muy inteligentes y siempre viví rodeado, sino de libros, si de la posibilidad de acercarme a ellos. 

Me recuerdo de niño y de joven, en Medellín, mi tierra. Me eduqué en un colegio privado que pertenecía a la Universidad Pontificia Bolivariana. Yo estudiaba en ese colegio al que asistía gente rica, pobre y de todos los barrios de la ciudad.

No sentía que era pobre, pero sí lo era; sin embargo, yo era un joven feliz en una familia feliz. Ese es el recuerdo que tengo de mi infancia.

¿Y cómo vino a dar a Cali?

Vine a dar a Cali porque estudié medicina interna y cardiología. Luego hice otra subespecialidad en Cardiología Intervencionista. El doctor Martín Wartenberg, estaba en Cali montando su Fundación Valle de Lili, un día me llamó y me dijo: «vea, yo tengo un proyecto que estoy haciendo en Cali. ¿Usted porque no viene y lo conoce?».

Yo trabajaba en la clínica Shaio en Bogotá y la señora que tenía en ese momento trabajaba con la Fundación Santa Fe, es decir, nosotros teníamos la vida hecha en Bogotá.

Tome un avión, me vine a Cali a ver el proyecto, Recorrí con el doctor Wartenberg la Fundación Valle de Lili, que aun estaba en obra gris.  El concepto del proyecto me pareció la mejor oportunidad que tenía este país de construir y tener un hospital de verdad. Me vine a Cali, junto con mi esposa, a ganar bastante menos, prácticamente, sin ninguna promesa de salario. Esa fue la razón de venirme a Cali.

Un fotógrafo que se dedico a fotografiar aves

¿Cuándo fue la primera vez que se encontró con una cámara fotográfica en sus manos y qué hizo con ella?

Desde que me acuerdo, he sido aficionado a la fotografía. Ahora me da vergüenza decir que hace cincuenta años ya andaba por los barrios de Medellín con una cámara fotográfica Pentax K1000, y varios rollos de película en blanco y negro. A la par leía todo los libros que podía sobre fotografía.

Yo tuve varias ventajas: una era que en esa época, a los 10 años, uno podía montarse en un bus solo y no le pasaba nada. A esa edad empecé a ir a la Biblioteca Pública Piloto lo que me permitió leer de todo, pero en especial revistas sobre fotografía, es decir, me autoforme en ese campo.

Con esto quiero decirle, que mi afición es a la fotografía; las aves, fueron un sujeto fotográfico que llegó después. A las aves les tengo un amor inmenso, un agradecimiento infinito y las quiero mucho, pero, soy un fotógrafo que se dedicó a fotografiar aves y no un pajarero que compró cámara, que no tiene nada de malo, pero son dos aproximaciones distintas al mismo objetivo.

Juan José dice que de tanto hacer fotos ve el mundo como encuadrado en una fotografía y por eso cuando hace una foto cuida mucho la estética de la misma. Y es verdad sus fotos son excelentes.

Un señor con medias rosadas

Antes de llegar a los pájaros, ¿Cuál fue su referente fotográfico?

Fotografiaba muchas cosas. Tomaba fotos en blanco y negro, tenía mi propio cuarto oscuro, muy rudimentario pero ahí hacia mis trabajos, -rememora-.

¿Y quién lo creyera? Un hombre que dedicó gran parte de su  vida a salvar la de otros seres humanos, de joven vivió la experiencia de la lidia de los toros, una actividad hoy menospreciada pero que antaño arrastraba cientos de personas a las plazas de todo el país.

Su padre y algunos miembros de su familia trabajaban en la fiesta del toro; él también. Pues gracias a esa actividad pudo tener una educación universitaria de primer nivel.

«Soy un taurino insider, -cuenta- es decir pertenecí a la parte de adentro del mundo de los toros. Me eduqué en una plaza de toros. Ahí crecí y todo lo que se hace por primera vez, -y recalca-: ¡todo! -Dice riendo con malicia- lo hice en una plaza de toros»

De aquel mundo taurino conoce los vericuetos: desde tomar una muleta y dar un buen pase, o con un capote hacer un lance, hacer una banderillas, y confiesa: «maté toros muchas veces»

Mi mundo –agrega- durante un tiempo fue ese: ganaderos, pasodobles, y toreros famosos.

¿Hoy va a las corridas de toros?

No, no voy a los toros. Mi padre falleció hace muchos años y creo que él ya lo habría entendido bien.

Hace 30 años, nosotros no sabíamos; la biología no sabía, y si sabia nosotros no éramos conscientes de que los toros eran animales sintientes. Yo nunca llegué a pensar que a los toros les podía dar miedo., o ansiedad o angustia, o que establecieran relaciones entre ellos.

A mí si me llamaba la atención, que varias veces, en la plaza de toros, donde yo trabajaba, en ocasiones me llegué a meter a un corral donde estaba todo el encierro de la corrida que se iba a lidiar. Me sentaba por ahí en algún murito con los toros moviéndos a mi lado, y no me agredían, no me pasaba nada. Y yo pensaba: ¡tan extraño¡  Es decir, los toros no son bravos. ¿Tienen maldad? ¡No¡

Con los años y los estudios aprendimos que todo animal que tenga un sistema nervioso complejo, es decir, que tenga cerebro, medula espinal y nervios, es sintiente y por lo tanto siente el dolor, miedo,  es capaz de establecer relaciones entre ellos y con los seres humanos. Y siendo así hoy, no soy capaz de argumentar en contra de la frase que dice: “la fiesta de los toros es una forma inadmisible de maltrato animal”.

Recuerdo que hace unos 25 años, en la plaza de toros de Manizales, en el callejón de la plaza, con mi padre y con Manolo Chopera, en una corrida que estaba muy mala, yo le dije a Manolo y a mi papá:

—A ustedes no les parece que hoy hay una cosa que se llama internet y hermosos espectáculos públicos y nosotros todavía viendo un señor con medias rosadas, los pantalones apretados y un caballo envuelto en costales? ¿A ustedes no les parece que nosotros nos estamos quedando como rezagados en el mundo?

 Me sorprendió mucho porque mi padre me dijo:

—Si mijo, no tenga ninguna duda, esto es un espectáculo arcaico y no tiene ningún futuro. Nosotros estamos aquí en este negocio, en lo  último que queda.

Es verdad que es una fiesta anacrónica y que murió por eso mismo y está bien que sea así. Los seres humanos tenemos que mejorar e incorporar los conocimientos que la humanidad tiene para ser cada vez mejores personas.

Nota: El 29 de mayo de 2024 Colombia dio la noticia que se acaban los toros en el país.

A la loca, no se puede pajariar

¿Cómo deriva hacia la fotografía de aves?

He tenido gran pasión por las aves toda la vida y también por el vuelo. De hecho practiqué vuelo deportivo en avioncitos ultralivianos mucho tiempo aquí en Cali.

He sentido una debilidad especial por las aves, sobre todo, porque conjugan dos cosas muy importantes: uno, que son divinas, son estéticamente espectaculares; dos: son libres. La posibilidad de volar me parece una expresión de libertad que es increíble.

La fotografía de aves la tenía en salmuera pues estaba dedicado a mi profesión  con «alma vida y sombrero». Los demás aspectos de mi  vida fueron abandonados hasta que me retiré.

Hace quince años me retiré y desde eso hace que estoy dedicado a estudiar, a escuchar música, a escribir, a leer y a fotografiar pajaritos; mariposas y orquídeas en la selva.  

¿Cuál es el lugar más lejano al que ha ido pajariando?

Solo una vez he salido del país. Por curiosidad estuve en Ecuador, hace ya varios años, pajariando, pero sobre todo, conociendo la infraestructura que ellos tenían.

Pero en Colombia he estado desde La guajira hasta Puerto Nariño y desde Puerto Inírida hasta el Chocó. 

Alguna vez ha buscado un ave que le haya inquietado y haya dicho: tengo que ir…y lo ha logrado?

Uno siempre que sale de excursión de pajareo tiene unas aves objetivo que quiere ir a ver.

¿Ah, no puede uno ir al azar a ver que resulta?

No, a la loca no. ¡Eso no existe!. De hecho uno tiene que ir con un guía especializado en aves. Uno solo, no ve nada.

Contrario a lo que mucha gente cree, a las aves uno no se las encuentra, uno no las ve; usualmente uno las oye. Entonces se necesita un guía, alguien que sepa que ese pajarito que cantó en un caminito por allá en la selva, lejísimos, quién es, para poder buscarlo.

Uno va en el carro con las ventanillas abiertas, despacito, o caminando muy lento y escuchando. Y cuando oye el canto, bien sea el guía o el guía local adicional que uno contrata, que conoce cuál arbolito tiene tal fruto, qué le gusta a tal especie, y lo lleva a uno a ese arbolito, a uno le toca esperar que ese pajarito llegue a comer ahí  para poder hacer la foto. Es así como uno ubica a los pajaritos.

Cuando yo hago una foto busco que esté, no solamente el pajarito sino también algo del contexto que más o menos muestren en dónde es que ese bicho vive. Uno no busca una foto como para hacer una guía de identificación, sino, una foto estéticamente bonita, o al menos yo eso es lo que busco.

Hace unas semanas Juan José Arango Escobar llegó a la especie número mil en Colombia fotografiadas por él. Un gran logro. 

¿Es fácil cumplir esa proeza de fotografiar mil especies?

El asunto no es fácil. Hace dos meses hice un viaje de 3.200 kilómetros por la parte norte del país. Empecé en Barranquilla, luego me fui a la Sierra Nevada de Santa Mara, luego a Valledupar; subí a la Serranía del Perijá, al borde la frontera con Venezuela a buscar un colibrí.  Bajé después a la Jagua de Ibirico, y de ahí me subí de nuevo a la Serranía del Perijá a buscar un loro, al que le hice unas fotos divinas. Es el loro más bello que he visto jamás en mi vida. ¡Casi me da un infarto cuando lo vi!.

Luego me fui a Ocaña, en Santander en el Catatumbo a buscar un pájaro hormiguero que se llama Pico de Hacha, que es rarísimo. Lo puede ver y hacerles fotos al macho y a la hembra. Es una bendición haberle podido hacer fotos al pajarito porque no es tan fácil. Luego seguí a Nebrija, Santander a una reserva en donde estuve varios días buscando otros pájaros muy especiales del lugar.

Uno no siempre encuentra todas las especies que busca. Se quedan algunas que no se pudieron ver. Por ejemplo, hay un colibrí de Lebrija, que tenía muchas ganas de verlo, no lo conozco, nunca lo he visto,  y esta vez…tampoco lo encontré.

¿Hay aves feas? ¿Hay pájaros feos?

Sí, yo creo que sí. Como el gallinazo. Hay mucha gente que le gusta pero a mí no me parece bonito.

—Y el Garrapatero –le digo.

Si, es feo.

¿Y ha fotografiado pájaros feos?

Sí, claro. Y trato de hacerles la foto más bonita que se pueda. No puedo decir que me caigan gordos, pero yo no puedo negar que hay una diferencia estética entre una guacamaya colorida y hermosa y un gallinazo que no tiene colores y que la cara es tosca.

Pero mire. Usted encuentra dentro del gremio y mis amigos, admiradores de gallinazos, garrapateros, y además, los garrapateros cantan divino. No digamos que hay pájaros feos, digamos que hay pájaros más bonitos.

¿Cuál es el pájaro que le ha dado más reconocimientos entre sus amigos los pajareros?

Yo no creo gozar de algún reconocimiento especial entre ellos. Porque hoy en día hay mucha gente haciendo fotos de pájaros muy buenas.  Por ejemplo, yo no entiendo muy bien la pregunta ¿quién es el mejor fotógrafo de aves?

Un buen pájaro: un pajarote.

Yo veo muchas fotos en facebook. Le toman una foto a un pajarito en Colombia, yo me doy cuenta y todos los pajareros nos damos cuenta. A las que más like les pongo y a las que más lora les doy es a la primera foto que tomó alguien a un azulejo con un celular y le salió un borrón. Esas son las que más me gustan. ¿Por qué? Yo le escribo buenísima, cheverisima la foto. ¿Por qué  hago esto? Porque si esa persona se entusiasma por seguir buscando pajaritos los pajaritos le van a regalar incontables horas de momentos felices. A mí me parece que la mejor foto es la primera.

Cuando yo empecé, con una cámara que no era lo mejor me encontré con un pájaro endémico colombiano que se llama Tangara Multicolor duré como cuatro años para conocerla y vive allí en el kilómetro 18. Hoy en día es fácil de ver pero en esa época era muy difícil.

La primera vez que yo vi ese pajarito pensé: “aquí quedé enganchado para siempre”, y en verdad ese fue el que me enganchó en esto de manera irremediable. La he fotografiado muchas veces. No sé si uno pueda decir que tiene un pájaro favorito después de haber fotografiado mil, pero esa ave me gusta mucho.

Además los pajareros vamos cambiando con el tiempo el concepto  de lo que se considera un buen pájaro. Para los que llevamos mucho tiempo en esto y hemos visto mucho pajarito, un buen pájaro no necesariamente es el más colorido o el más vistoso. Si el pájaro esta en peligro de extinción se vuelve un buen pájaro para uno así sea cafecito o negrito o chiquitico, por lo de la conservación;  o si es un pájaro difícil de ver, difícil de encontrar, a uno le da una felicidad enorme cuando lo logra encontrar, Nosotros le decimos “un pajarote”. Hay pajarotes que si uno ve la foto son muy simplecitos pero son joyas. Son joyas en cuanto son endémicas del país o cuando uno sabe que ya no quedan sino 300 individuos. Entonces para uno tener el privilegio de ver un pájaro que probablemente los hijos no va a ver, eso, produce una emoción muy especial.

¿Qué siente cuando busca un ave, la encuentra y ya logro la foto? ¿Qué sensación le queda?

Es una sensación indescriptible. Y para celebrarlo, yo hago una danza del pajarito. De hecho ocasionalmente la he publicado. No las publico porque me da pena. Pero la felicidad es tan enorme que usualmente me reúno con los guías y hago una danza del pajarito que encontré para celebrar el haberlo hallado.

¿Hay danzas especiales para esto?

No, yo me inventé mi danza de los pájaros y la hago en esas ocasiones especiales porque la felicidad es absolutamente indescriptible.

¿Para qué ha tomado tantas fotos de variedad de pájaros. A hoy más de mil?

No tengo ni idea. Algo debe tener uno de personalidad de coleccionista, pero además uno siempre está como en una búsqueda incansable de un objetivo que no se va a alcanzar jamás, y es una foto mejor.  Y esa foto mejor, siempre es la que sigue. Siempre la está esperando. Uno está siempre está detrás de su gran foto.

¿Va a quedar Colombia con un legado de su trabajo?

Sí. Yo publique un libro alguna vez porque me «pedaliaron» algunos amigos. Es un libro de formato grande que yo mismo edité. Hermoso, ganó concurso en Latinoamérica de impresión digital. Fue editado con Panamericana. Como hacerlo costó mucho, los vendí en mi página Web y le puse un precio calculando que al terminar de venderlos al menos el negocio saliera ras con ras.  En realidad el libro dejó utilidades: toda la gestión, le venta, los anuncios del ejemplar, la distribución me dejo 11 mil pesos de utilidad. No hay libros de esos, se agotaron yo solamente tengo uno.

Pero, para quienes quieran ver mi trabajo tengo una galería en Flickr. Ahí tengo muchas fotos, pues  he tomado más de un millón de fotos,. En esa red tengo subidas un poco más de siete mil, todas de pajaritos o de mariposas o de orquídeas tomadas en las selvas de Colombia.

Esas fotos tienen copyright, por supuesto, pues son mías. Uno las podría vender pero todo el que me llama que tiene  un proyecto en el pueblito, o en la vereda, que quieren sacar alguna,  yo no soy capaz de cobrar. Y nadie que tenga dinero ha dicho que quiere publicar mis fotos. Me piden muchas fotos para publicaciones científicas, libros etc. Mi familia tiene instrucciones que el día que yo no esté, que por favor sigan pagando la suscripción a Flickr y además quiero que le quiten el copyright a todas esas fotos para que sean de libre uso para todo el mundo.

¿Qué piensa de quienes propenden por el avistamiento de aves, pero no cuidan el entorno donde habitan las aves?

No conozco ni uno de los pajareros que no quiera la naturaleza. Y entre quienes los admiran no conozco ni a uno que no sea consciente de la conservación.

Lo que yo veo de las personas que no son conscientes de la importancia de conservar el planeta, en general, son personas que  no saben el paraíso que nos fue dado. Muchas veces esas personas están metidas en sus vidas, en sus asuntos económicos y hay una serie de factores que hace que muchas veces la conservación no esté en el primer punto de la agenda de ellos. Pero de los aficionados a las aves, o a las ranas, o a las mariposas, a las orquídeas tienen gran conciencia de la conservación. Hay gente en Colombia que dedica su vida a lo que usted no se imagina. A fotografiar bichos raros, a fotografiar orquídeas de menos de 5 milímetros. Esa gente es la que a mí me gusta y  yo no conozco ninguno que no sea consciente de la preservación.

¿Médico, que hace usted para provocar la gente a pajariar?

Es una cosa extraña. No parece que hubiera forma de estimular a la gente a que pajareé. Es como si fuera algo que nace con uno. Porque he invitado mucha gente a pajariar y hay mucha gente que va,  pero  no creo haber convencido ni a uno solo. 

Yo he llevado personas, a pajariar, van, les parecen divinos y no vuelven.

¿Qué hace de alguien un buen pajarero?

Yo creo que cualquiera que sea capaz de emocionarse viendo un pájaro bonito, ya es un buen pajarero.

Un pajarito colombiano en el Japón

He notado que sus fotos no llevan firma, y eso implica que cualquiera pueda tomar una foto suya y usarla.

Sí y no. Casi todos los fotógrafos que conozco le ponen marca de agua a sus fotografías y a mí me parece perfecto que lo hagan. Tienen derecho, la foto es de ellos y ellos tomaron una foto que considera valiosa o bonita, y quiere que se sepa que ellos fueron los que la tomaron. Me parece que es lo más lógico.

No es un asunto de seguridad para la fotografía pues hoy con las técnicas que hay se le puede quitar la firma a lo que sea. Eso no representa seguridad.

Yo no le pongo firma, ni marca de agua a ninguna fotografía y la razón es la más tonta. A lo mejor, algunos de los fotógrafos que si le ponen firma a las fotos, porque todos le ponen, espero no me malinterpreten.

No lo hago porque, yo tengo muchos seguidores en Flickr que son de Japón, de Alemania, de Arabia, de la China, entonces yo me imagino la siguiente escena: subo la foto de un pajarito que me quedó bonita a Flickr y me imagino a un señor en Japón, en una oficinita chirriquitica, pegado al computador. Le llega el mensaje de que se subió una foto nueva. El tipo abre la foto y la ve en la pantalla. Yo quiero que su mirada se dirija al pajarito no a mi nombre. Yo no quiero ser el protagonista de la foto, quiero que el pajarito sea el protagonista. Lo que quisiera que pasara es que esa persona se desconectara un instante de lo que está haciendo, de su rutina diaria, de sus angustias de su trabajo, y piense «qué pajarito tan bonito el que hay allá en Colombia» y listo. Con esos 10 segundos de desconexión y felicidad para ese señor, yo me siento pagado aunque nunca me ponga un mensaje, ni me diga nada ¡Yo me imagino que eso pasa! Y no quiero que de esos 10 segundos aquel  hombre pierda uno mirando el nombre mío. Yo lo que quiero es que se gaste los 10 mirando el pajarito.

De huída del homo sapiens  

¿Pertenece a alguna asociación de pajareros?

No pertenezco a nada. Y además pajareo siempre solo. No es que no haya pajariado con más personas. A veces vienen amigos, los atiendo y los llevo.  Pero cuando yo voy a pajariar, voy solo. Es decir, solo voy con mi guía y el guía local. Las razones por las que pajareo solo son varias.

La primera es que me gusta ir de huida del homo sapiens. En estos días, si que estamos decepcionados del homo sapiens pues usted ha visto de lo que somos capaces de hacer la especie humana, las barbaridades que estamos haciendo. Yo lo que me voy es a esconder de él  y uno no puede ocultarse si va con gente.

Número dos. Si usted no es pajarero muy aficionado, la pajariada con una persona que no es aficionada puede ser una actividad inmensamente aburridora. Si usted no es un pajarero consumado se enloquece. Porque es que uno 6 horas en un páramo, bajo la lluvia, esperando un cucarachero, usted tiene que tener la ansiedad y el gusto por la actividad muy grande, para que el estímulo sea mayor que el sacrificio.

Pero si usted nunca ha pajariado piensa: “pero que está haciendo este loco en este frío tan atroz”. Por eso digo que puede ser una actividad muy maluca el pajareo que llamamos “pesado”, el de buscar especies raras; por eso voy solo, porque las personas se aburren.

El otro problema es con los fotógrafos porque si hay varias personas tomando fotos pues entonces resulta que los pajaritos no posan un rato para uno. Entonces alguien hace la foto y otro no.

Lo otro es: muchos pajareros no toman fotos, pero, el ritmo del observador de aves es distinto al del fotógrafo. El fotógrafo puede estar más de una hora y media parado en un solo sitio esperando que el pajarito que quiere retratar se pare en la ramita con la luz que uno quiere y en el punto que uno quiere. Pero quien ya lo vio esta aburrido, se quiere ir a buscar otro. Entonces uno se convierte en estorbo para los otros pajareros. Por eso no voy con gente para no estorbarles. Y como uno está buscando la foto que uno se sueña, uno se puede quedar una hora, dos o tres parado en un solo lugar.

¿Que lo pone triste?

Las cosas que el ser humano es capaz de hacer. Me pone triste que salimos de una pandemia de la que no aprendimos nada y nos metamos en una guerra; y salgamos de una guerra y nos metamos en otras. Me pone triste que nos matemos sin razón. Me pone triste que maten niños por la causa y razón que sea y la gente no se indigne. Eso me entristece horriblemente. Entonces me escondo aquí entre mis pajaritos, mis orquídeas del monte, las maripositas, y en la música.

Una canción que sea recuerdo para usted

Se llama Adelaide y es de Beethoven.

¿Qué sitios recomendaría a las personas que les gusta la fotografía?

Cuando la gente quiere empezar a fotografiar aves si hay varias recomendaciones muy importantes. La más importante es que busque un guía y le pague. Sin un guía bueno uno no ve nada. Porque hay guías especializados para cada búsqueda.

Un guía hace la diferencia en que su experiencia pase de «no vi un carajo y no sé que estoy haciendo aquí» a que le muestren pajaritos bonitos a uno. A uno se los tienen que mostrar. Un guía bueno contagia también el entusiasmo. Así que si van a ir a ver pajaritos lleven guía para que le digan cómo se llama, cómo se comportan. Porque un pajarito no es solo él. Tiene una historia de vida, una biología, un comportamiento, una relación con el entorno, con la naturaleza. Lleve guía y ojala un guía bueno. Y si necesitan yo puedo recomendar guías en donde quiera de todo el país.

Todos los pájaros tienen un color de voz. ¿Cuántas aves puede distinguir por su canto?

Poquitos porque mi memoria musical es supremamente mala. Me cuesta mucho trabajo aprenderme los cantos y además con los años uno va perdiendo la capacidad auditiva de algunas frecuencias. Los guías de aves son unos monstruos para reconocer los cantos de las aves. Yo no me explico. Suena un pitico por allá entre un rastrojero y con ese sonido saben qué especie es. De tantos años y de tanto voltiar pues si hay pájaros que reconozco. Yo reconozco unos cuantos pero es que hay gente que es capaz de reconocer más de mil cantos.

Finalmente una reflexión sobre lo que son para usted las aves

La reflexión mía es que para ser feliz basta una decisión. Por supuesto cualquiera dirá «claro, como usted tiene su situación económica resuelta, así es muy fácil ser feliz». Por supuesto que se debe tener las necesidades fundamentales resueltas. Pero una vez resultas, es muy fácil ser feliz. Solamente mirando el planeta maravilloso que nos fue otorgado.

La reflexión es que no hay que ir lejos. Es que es en el  jardín de su casa, en el parque que queda a una cuadra de su vivienda, hay cosas divinas que uno por ir pensando en las miserias diarias, ni ve y las cosas están ahí a la mano. Usted lleva alguien para que se las muestre y se queda aterrado. Un experto en matas, o en orquídeas, en el parque de la vuelta de su casa le hará conocer maravillas.

Tenemos un planeta tan maravilloso que no me explico cómo la gente no dedica más tiempo a disfrutarlo.

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