A Francisco de Roux le está cayendo una andanada de improperios y amenazas veladas, por haber aceptado presidir la Comisión de la Verdad. Se trata de una responsabilidad que él no buscó, que aceptó a regañadientes, y a la cual accede por la insistencia de autoridades civiles y eclesiásticas; de sectores académicos, sociales y ciudadanos.
Tengo para mi que estos críticos desconocen el sentido y alcance de la Comisión y poco saben sobre quien será su primer presidente. Por eso me tomo el trabajo de abordar los dos temas, y lo hago con la venia del lector, ya que la tarea implica referirme a quien es mi hermano.
Siguiendo las experiencias de Sudáfrica, Chile y Perú, el Acuerdo Final dispuso la creación de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la no Repetición. El organismo busca entre otros propósitos aclarar los hechos que nos han desgarrado; procurar un entendimiento compartido del conflicto; promover el reconocimiento de las víctimas; evitar que las conductas repudiables sean repetidas e impulsar la convivencia en los territorios. En resumen se trata de dialogar, reconciliar, y prevenir la repetición mediante el uso de una pedagogía que genere condiciones para la convivencia. Es importante precisar que la Justicia Especial para la Paz (JEP) no está ligada a la Comisión, y la información que esta reciba no podrá ser utilizada por tal jurisdicción.
La Justicia Especial para la Paz (JEP) no está ligada a la Comisión,
y la información que esta reciba
no podrá ser utilizada por tal jurisdicción.
Ahora bien, la autoridad moral de Pacho para presidir la Comisión difícilmente podría ponerse en duda. Por cuenta de su ejercicio como Director del Programa Desarrollo y Paz en el Magdalena Medio, una iniciativa respaldada por Ecopetrol, la ONU, la Unión Europea y la Diócesis de Barrancabermeja, tuvo que enfrentarse a los más sanguinarios actores armados tanto de derecha como de izquierda. En contra de lo que afirman algunos de sus contradictores, jamás condescendió ni tuvo cercanía con aquellos extremistas. Esta actitud puede ilustrarse con algunos episodios que me constan porque trajeron zozobra y sufrimiento a mi familia, en especial a mis padres, quienes por la época de los hechos tenían una avanzada edad.
—Hacia 1997 Francisco organiza una caravana con los habitantes de Santa Rosa del Sur, Bolívar, para llegar hasta los campamentos guerrilleros y exigir a estas agrupaciones que permitan el ejercicio del derecho al voto abusivamente prohibido en la zona. Los guerrilleros no ceden y vienen atentados en los que se cuentan víctimas fatales.
—Si no me engaña la memoria fue al año siguiente, en 1998, cuando denunció la connivencia de algunos mandos castrenses con el bloque de paramilitar que actuaban en la zona de Barrancabermeja. El Ministro de Defensa, Rodrigo Lloreda, entendió la gravedad de la situación y dispuso los relevos correspondientes.
—Por la misma época el ELN ataca a la firma Merilectrica en Barrancabermeja. Gracias al trabajo del Programa de Desarrollo y Paz con la comunidad y la empresa, se logra que esa guerrilla deponga su actitud y respete la actividad de ese importante centro productivo.
—Ya en el nuevo siglo, hacia el año 2001, Pacho es detenido por el ELN. El frente captor lo acusa de estar trayendo el sistema capitalista a la zona y le adelanta un juicio popular. El procedimiento en el que no se le permite defenderse, termina en un amanecer. Cuando ya está cantada la orden de fusilamiento el encargado del radio capta la orden del comando superior en el sentido de respetar la integridad y liberar al acusado.
—Uno o dos años después los paramilitares comienzan a atacar al personal del Programa y asesinan con motosierra a la abogada asesora Alma Rosa Jaramillo. También ordena un atentado contra Francisco del cual es salvado por uno de los jefes de aquel grupo.
—Meses más adelante las agresiones de las Farc contra el programa arrecian. No perdonan que voluntariamente se estén levantando los sembrados de coca para hacer agricultura campesina. Varios líderes vinculados a la erradicación son asesinados.
—Ya en el 2007 Pacho tiene que intervenir para pedirle al Presidente Uribe que proteja al Comandante militar de San Vicente de Chucurí, quien estaba combatiendo con igual determinación tanto a los paras como a la guerrilla.
En su trasegar Francisco ve caer y debe dar sepultura a una treintena de sus colaboradores. Pero él vive el mandato evangélico de meterse donde está el rebaño necesitado y arriesgar la vida por las ovejas. En medio de la desolación se tornará acérrimo pacifista; aprenderá que la muerte, la agresión y el sufrimiento vengan de donde vengan deben detenerse, no pueden encontrar cabida entre los colombianos.
El quehacer de Francisco de Roux ha sido orientado por dos referentes que muchos no comprenden. Uno de es el sentido de humanidad y el otro es el compromiso con los pobres. Pero su lucha contra la pobreza no pasa por la violencia ni por el apoyo a la subversión. Sobre este particular él se expresó públicamente hace dos semanas en una entrevista: “¡Nunca he estado de acuerdo con la guerra insurgente, nunca!”.
Y es que su compromiso con los desvalidos ha tenido otro enfoque: hacer propietarios y desarrollar el sentido empresarial asociativo. Esta aproximación paradójicamente, le traería malquerientes entre algunos actores del agro asentados en el Magdalena Medio. Se trata de personajes que tan solo vieron el surgimiento de una competencia inconveniente, y no el advenimiento de una estrategia de interés común orientada a lograr la paz social.