Comencemos por transcribir el texto del trino que vamos a analizar. Fue subido a la red el 31 de marzo desde la cuenta @arielortegam y dice:
“Matador es un canalla, que falta nos hace Castaño para callarlo”
Lo primero y lo más evidente es que no es una amenaza.
No es una amenaza en el sentido genérico de representar un peligro de una persona para otra como se entiende en el campo penal.
Una amenaza implica el buscar un resultado mediante la presentación de una alternativa de causar un daño. Aquí no solo no hay la expectativa de inducir un comportamiento en la persona sujeta del eventual delito, sino no aparece en ninguna forma la posibilidad de que quien suscribe el escrito pueda ejecutar algo para que eso se dé. En otras palabras, amenaza quien busca algo, y amenaza con algo que depende de él. No es el caso, ni de lo uno ni de lo otro.
También existe la amenaza como ‘delito informativo’ y lo tipifica el código cuando “El que amenazare a otro … con causarle un mal….” Tampoco coincide con lo que dice el trino.
Ni lo es en el fondo puesto que no implica un propósito o la posibilidad de cumplir algo que ni siquiera menciona o plantea como algo que pudiera suceder, sino por el contrario lamenta justamente que esto no sea posible.
Ni se le puede dar el alcance genérico de una amenaza cuando ni es dirigido a la potencial ‘victima’ ni quien lo emite asume como posición personal algo que tenga que ver con su desarrollo.
La razón de estas precisiones es situar en el contexto correcto el despliegue que se le ha dado.
Porque repetir que las redes sociales están descontroladas sobraría.
Pero el convertirlo en una amenaza es desfigurar lo que significa para utilizarlo en otros campos y para otros propósitos. No se trataba de impedir que la supuesta amenaza se lleve a efecto, ni de impedir que se multiplicaran esta clase de trinos cuando más del 90 % tienen por lo menos la misma agresividad.
Aquí la tergiversación no solo consiste
en construir una amenaza que no existe,
sino en volver objeto de ella la libertad de expresión
Aquí la tergiversación no solo consiste en construir una amenaza que no existe, sino en volver objeto de ella la libertad de expresión. Esto intentando además reivindicar una categoría superior para la libertad de prensa sobre la misma libertad de expresión, puesto que lo que se hizo con el trino es justamente expresar solo una opinión con lo que no se está violando ninguna norma que limite esa forma de hacerlo
Estoy con Matador caricaturista; considero indeseable ese trino; sin conocer a quien lo produjo me parece intrascendente lo que decía; pero no se explica el de Matador
El desarrollo o transformación de un hecho anodino en noticia y en evento telúrico-virtual lo dice todo:
El trino es absolutamente inocente ya que no tiene intención o propósito diferente de expresar un desagrado que siente quien lo emite. Y es ingenuo no solo por lo anterior sino por no entender que en las ‘redes sociales’ no hay control propio sobre lo que uno suelta. El sitio desapareció pero muy seguramente nunca tuvo más de un centenar de lectores y menos aún de retuiters. Su presencia e importancia mediática era inexistente.
El tuit de Matador -quien sí usa y tiene presencia grande y activa en esas redes-, lo volvió una amenaza -lo cual por ser contra él lo impulsa a ese mundo-, pero sobre todo vincula al Centro Democrático y los uribistas lo cual garantiza un efecto noticioso inmejorable: política, violencia y medios.
Los medios convierten el caso del caricaturista en una agresión contra la libertad de expresión, claro no en la modalidad del derecho ciudadano -puesto que ese ampararía al señor Ortega- sino en la modalidad privilegiada de ‘la libertad de prensa’.
Su existencia e importancia en el Centro Democrático era menor que la que tenía en el mundo mediático, pero ‘desautoriza’ al señor Ortega, sin que probablemente nadie de los seguidores de ese movimiento supiera que era afín y menos vocero de ellos -mucho menos cuando no hay afiliación-, y de sus simpatías políticas probablemente conocían más el número de amigos personales de él que el de miembros de ese grupo.
No se sabe si por tomar del pelo o asustado ante el tsunami creado, el señor Ortega declara que ‘Castaño’ era un profesor que tenía en el colegio que hacía callar a los alumnos, planteamiento que supuestamente confirma la mala conciencia y el intento de evadir un posible juicio.
Estoy con Matador caricaturista; considero indeseable ese trino;
sin conocer a quien lo produjo me parece intrascendente lo que decía;
pero no se explica el de Matador
Y por último aparece el Fiscal General declarando el inicio de un eventual proceso contra el señor Ortega. No dice cual eventual cargo se le puede imputar (puesto que lo señalado al inicio no tipifica el delito de ‘amenaza’), pero sí sigue siendo noticia….
La solidaridad y el escándalo manipulado por los medios convencionales lo que ha intentado es elevar a una categoría de casi incuestionable lo que tenga relación con algún miembro de la profesión, y al mismo tiempo señalar como peligrosa la competencia, o sea las redes sociales que de nadie dependen, y la apertura a que cualquier individuo pueda acceder al público sin plegarse a los medios que sí son manejados, responden a, y esconden intereses concretos.