La verdad, eso que tanto se ha buscado por siglos y que al parecer nunca existe un absoluto, muchas veces es confundida con lo correcto. Siendo dos tesoros tan diferentes y en un mundo ideal, deberían ser correlacionales. Del actuar correcto por inercia, el resultado debería ser la verdad, pero como la vida es un cuento único, una universalidad irrepetible, las verdades circulan en ese mismo andar. Colombia un país que grita y pide a voces la verdad, el perdón y, por ende, la reconciliación, es al mismo tiempo una nación compuesta por múltiples verdades, donde la raíz del problema viene trabajándose y se han dado dos procesos de paz tan diferentes pero que al final buscan lo mismo. Ahora entran en juego quienes necesitan de ella, de eso tan codiciado como el tesoro más valioso y escaso del mundo, como si fuera un manantial regenerador de vida; las víctimas sedientas de ese manantial, esas mismas que de un lado o del otro piden para cargarse de vitalidad y de una fuente inagotable de conocimiento donde los beneficiados seremos todos, porque ya no valdrá la verdad de un lado o del otro, sino la que surge de la construcción conjunta, de la unión de mi dolor y tu dolor, de mis esperanzas y tus esperanzas, de mi perdón y tu perdón.
Todos, en lo cotidiano de nuestras vida, necesitamos la verdad; para no perdernos en el abismo de las creaciones superficiales y poco sólidas, para recordar esa escala axiológica que parece perderse todos los días con mayor fuerza y que definitivamente vuelve a los seres humanos en inhumanos por no conocer los límites en lo valioso y esencial de la vida, donde se olvida la importancia de la familia, de los amigos, de la vida y de lo público.
Esto, más que un sermón o creernos poseedoras de ese tesoro, es la invitación para que nos acordemos de nuestra esencia; recordar esos valores de nuestros antepasados, cuando la palabra pesaba más que cualquier papel firmado y el compromiso era inquebrantable; y que nos inspiren para alcanzar un escenario donde no nos dé miedo sentir dolor para poder luego experimentar el gozo de respirar con gran tranquilidad por haber cumplido con nosotros mismos, con el otro y con nuestro país.
¿Estas dispuesto en construir tu vida sobre la verdad?