“Por dejar caer un control me iban a cobrar mil pesos, yo no tenía plata y el dueño me sacó del negocio y nunca me dejó volver a entrar. Hace tres meses volví y le dije que si me dejaba entrar y me dijo que no, que no le interesaba que tuviera fama que yo ahí no entraba” inició La Liendra, llamado Mauricio Gómez, para contar aquella historia que según él le causa risa, rabia y felicidad.
Ahora en esa misma calle de La Tebaida, Quindío, fue donde La Liendra montó junto a su hermano un local propio de consolas PlayStation y Xbox. “¿Si pilla que le monté la competencia por no dejarme entrar? ahí está y de aquí a ocho días le monto otros ocho” dijo el joven mientras pasaba por el negocio del hombre que le vetó su entrada desde niño y que ni con su fama lo dejó ingresar este año.
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