En el avión de Omni Air que aterrizó el jueves 9 de febrero en el aeropuerto internacional de Dulles, a las afueras de Washington D. C., los pasajeros distaban mucho de ser los que suelen volar en la aerolínea. Eran 221 presos políticos -monseñor Álvarez no había subido al avión- que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega había sacado de la cárcel El Chipote de Managua para deportarlos a Estados Unidos. Los hermanos Cristiana y Pedro Joaquín Chamorro, estaban allí, con su primo Juan Lorenzo Hollman Chamorro, gerente general de La Prensa, el diario casi centenario de la familia que ha dado las más duras batallas democráticas en Nicaragua.
Cristiana y Pedro Joaquín Chamorro, y su primo Juan Lorenzo Hollman en el avión hacia Washington
Pedro Joaquín Chamorro, el jefe del clan familiar, considerado héroe nacional, fue el gran opositor de la dictadura somocista desde La Prensa, en sus páginas lanzaba durísimas críticas al régimen y de viva voz en un programa de radio que todas las tardes era sintonizado por los nicaragüenses con avidez. Fue asesinado el 10 de enero de 1978 por sicarios que lo acribillaron cuando iba en su auto a la sede del periódico. Fue el principio del fin de la dictadura de Anastasio Somoza Debayle.
Daniel Ortega, el mismo sandinista que firmó la ley que declaró héroe a Pedro Joaquín Chamorro Cardenal es el que ahora encarcela a sus hijos, les quita la nacionalidad y los destierra. Con su esposa la vicepresidenta Rosario Murillo para quien ordenó al Congreso el viernes pasado cambiar la Constitución porque quiere que sea nombrada copresidenta. Ella era la jovencita que llegó embarazada de 17 años a La Prensa para ser la secretaria del director, el filtro de sus visitas y del codirector el poeta Pablo Antonio Cuadra, la que le pasaba a máquina “como un rayo” los poemas a Pedro Joaquín Chamorro Barrios, al que mandó a la cárcel e iba entre los prisioneros expatriados.
Cualquier observador coincide en que esta es la venganza de Ortega contra el clan político de seis presidentes de Nicaragua, un mártir y una presidenta: Violeta Barrios de Chamorro. Contra todo pronóstico, Ortega fue derrotado por Violeta en las elecciones de 1990. Él, que era el “gallo ennavajado” de la canción de su campaña, sufrió una derrota imposible con la candidata que solo había prometido la reconciliación en un país dividido.
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Ortega no ha podido asimilar la derrota política que le dio Violeta
Daniel Ortega tiene entre pecho y espalda el triunfo de Violeta y la “traición” de Carlos Fernando, el más joven de sus hijos, el periodista asilado en Costa Rica. En épocas de divisiones él optó por participar del gobierno sandinista en 1979, con su hermana Claudia. Pedro Joaquín y Cristiana fueron abiertamente a la oposición, él desde la lucha armada, ella desde La Prensa. Carlos Fernando llegó a ser director de Barricada, el diario del partido, y un opositor al gobierno de su madre hasta que claudicó al mismo tiempo con el escritor Sergio Ramírez. Ortega no se lo ha perdonado.
Desde que Ortega regresó al poder en el 2007, Carlos Fernando enfiló la pluma desde su diario digital Confidencial, y desde Esta semana, un programa de entrevistas. Desde allí fustigó al régimen, realizó denuncias, como las de las extorsiones de los jueces a los empresarios del caso Tola, se convirtió en la voz más molesta para Ortega. Tras las protestas de 2018 que dejaron 360 muertos, el asedio al periodista fue implacable. Se allanaron las oficinas del Confidencial y las amenazas llegaron a tal punto que el 21 de enero de 2019 se exilió en Costa Rica.
La retaliación del dúo Ortega-Murillo contra la familia ha sido piedra de escándalo en la comunidad internacional. En la ola de encarcelamientos que antecedió a las elecciones en las que se presentó como candidato, Cristiana Chamorro fue la primera en ser eliminada de la contienda. Era la directora de la Fundación Violeta Barrios, y tan pronto decidió lanzarse a disputar la presidencia en las elecciones de noviembre del 2021, fue puesta bajo arresto domiciliario el 2 de junio. Cristiana encabezaba las encuestas. Después correrían la misma suerte seis opositores más.
Cristiana era la candidata más opcionada, Ortega la arrestó
Seis días después fue detenido Juan Sebastián Chamorro, primo hermano de Cristiana, hijo de Xavier Chamorro, exdirector del desparecido El Nuevo Diario, hermano menor de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal.
Pedro Joaquín solo alcanzó a manifestar una posible aspiración presidencial en una entrevista cuando fue detenido y llevado a la temible cárcel de El Chipote, de la que salió a detención domiciliaria cuando su estado de salud fue crítico. El último Chamorro condenado fue Juan Lorenzo Hollman Chamorro, a quien el régimen le abrió causa por “defraudación aduanera y lavado de dinero y activos”, poco después de la policía tomara militarmente a La Prensa, en poder de la familia durante 97 años.
Al llegar a Estados Unidos, Hollman hizo un duro relato de las condiciones de reclusión en El Chipote. “Allí, en la celda, no sabías la hora”. La lista de prohibiciones era interminable: nada de lectura, ni siquiera la Biblia, ni calendarios, ni comunicación alguna, estaba prohibido comunicarse con las personas de otras celdas.
Aunque Cristiana estuvo en reclusión domiciliaria, las condiciones eran indignantes. Un año después de su encierro se conoció una imagen de ella con los brazos cruzados y el rostro descubierto, con una piyama a rayas, alpargatas y una bata blanca en la sala se su vivienda. A su lado, armada, una agente de la Policía Nacional de Nicaragua, con boina y chaleco antibalas. Fue la única precandidata en no ir a prisión, perp los guardianes se empeñaron en hacer de su casa una horrible cárcel.
Carlos Fernando Chamorro se asiló en Costa Rica cuando el acoso fue intolerable
España ha ofrecido la nacionalidad que les quitó Ortega, Estados Unidos un parole humanitario que es un permiso de permanencia temporal que permite vivir y trabajar en Estados Unidos hasta por dos años.
El episodio ha puesto en foco un hecho que ha pasado prácticamente inadvertido, Y es el nombramiento de Christopher Dodd, como asesor especial para las Américas del presidente Joe Biden. Es in amigo muy cercano desde que fueron colegas en el Senado durante los cinco periodos en que Dodd fue elegido por Conneticut. Conoce perfectamente América Latina, desde muy joven estuvo en los cuerpos de Paz en República Dominicana, habla fluidamente español, su hermano mayor Thomas fue embajador en Uruguay y Costa Rica. Desde su nombramiento el 18 de noviembre ha ido a Ecuador y representó a Estados Unidos en la cumbre del Celac en Buenos Aires. Los observadores ven esta apuesta de Biden una respuesta a la pérdida de terreno de Estados Unidos frente a China y Rusia. Y un nuevo interés en el sur del río Bravo.
El punto es ahora lo que vendrá en Nicaragua, donde las expectativas chocan con la condena a 26 años de prisión para monseñor Rolando Álvarez, el obispo que no quiso ir al destierro. En Managua también quedó Violeta Chamorro, a sus 93 años, apagándose con un Alzheimer entre algunos recuerdos y sin el doloroso presente que 45 años después colocó a su familia frente a lo más escabroso del poder.
