La vecindad del continente despide hoy a su genio, Roberto Gómez Bolaños, el Chavo de nuestra América Latina, murió a sus 85 años este viernes 28 de noviembre de 2014 en México. Más de tres generaciones lamentan la partida de Bolaños y celebran la vida de este hombre “gigante”, no literalmente, del humor.
Sus ocurrencias contagiaron a todo un continente que durante años encontró refugio en las historias que CHespirito le contó al planeta a través de sus numerosos personajes: un chavo que vivía en un barril y le encantaban las tortas de jamón; un CHapulín, quien con sus refranes, algo confusos, y las pastillas de CHiquitolina podía hacerse tan pequeño que logró entrar para siempre el corazón de toda la patria grande; un doctor con dudosos conocimientos de medicina; un CHaparrón al que la cordura se le había “CHispoteado”, y un tal “CHómpiras”, un cuestionable ladrón que se atrevió a robarse un tesoro sin igual, el corazón de todos y todas.
Hoy el continente de la esperanza se pinta con los colores del héroe que con su chipote chillón dejó marcada una CH en el pecho de América.
El niño más viejo de México se volvió famoso a los 41 años, cuando decidió ponerse su traje de superhéroe y crear al “Chapulín Colorado”, por eso Bolaños se convirtió en un ejemplo de vida y de esperanza, esa que tanta falta hacía en un continente lleno de violencia. Luego, llegaría el momento más importante en la historia del humor mundial, Roberto Gómez Bolaños le presentaría al mundo a un chavo sin padres, quien vivía en un barril en la vecindad que se convirtió en el reflejo mismo, con todo y sus problemas, de la gran América Latina.
CHipote, CHanfle, CHapulin, CHiquitolina, CHómpiras, CHimoltrufia, CHispoteó: ¡CHespirito! Bolaños renunció de pronto a su nombre, ya no era Roberto Gómez, era simplemente “El Chavo del 8”, un niño humilde de quien nunca se conoció su nombre, y que llegó al mundo “sin querer queriendo”, y de la misma forma se apoderó del corazón de grandes y chicos, en todos los idiomas y continentes. El mundo “se CHispoteó” por Roberto Gómez Bolaños.
Un balón, la camiseta del América de México y su gran amigo Diego Armando Maradona, tenían un espacio importante en la segunda pasión del comediante: El Fútbol. Y sería en el programa de televisión “La Noche del 10”, conducido por “el pelusa”, el encuentro que quedó para siempre en la memoria de los amantes de la vecindad; “El Diego” y “CHespirito” le dijeron al planeta “no contaban con nuestra astucia”.
El hombre con la mente “más ágil que una tortuga”, el carácter “más noble que una lechuga” y el corazón “más fuerte que un ratón” supo inspirar a las nuevas generaciones que encontraron en él a un gigante, dejando de lado sus 1,60 m de estatura, porque la grandeza del alma corrió por los cinco continentes, acechando los corazones y robando sonrisas a diestra y siniestra.
Gracias chavito por tantas y tantas cosas bonitas, por cada carcajada y por cada pipipipipipipi, discúlpanos por no tenerte paciencia y por no llevarles, como deberíamos, tantas tortas de jamón a los chavos del mundo. Pero ¡Que no panda el cúnico! Porque ya lo dice el viejo y conocido refrán “cría chespiritos y te diré quién eres” o “te diré quién eres si crías chespiritos”, bueno. ¡Millones de gracias don Roberto Gómez Bolaños!
