La batalla por llegar por tierra a Buenaventura desde el interior comenzó cuando los españoles descubrieron la calmada bahía y Belalcázar ya había fundado Cali y Popayán. Se estuvieron por siglos tratando de penetrar esa selva indómita, húmeda a más no poder y plagada de malaria. Los gobiernos republicanos se movieron más que los españoles, que nunca vieron el futuro sino en Cartagena y, como tal, los ricos popayanejos, dueños de la minería del Pacífico, comenzaron a presionar para que el gobierno bogotano contratara quien hiciera primero el trazado y después el camino de herradura. No lo completaron hasta cuando ya el general Mosquera había metido la mano y cansado de horadarlo lo cedió a don Santiago Eder, promotor sin igual del desarrollo vallecaucano. Poco a poco lo fueron volviendo más firme y en mulas y con bueyes, por ese camino que bordeaba el rio Anchicayá para llegar después en la cúspide al Queremal, llegó la modernidad europea y norteamericana al occidente colombiano. Cuando terminaron en 1914 el Ferrocarril del Pacífico siguiendo la ruta del rio Dagua y subiéndolo a La Cumbre, se creyó que la carretera antigua desaparecería, pero la batalla entre los camiones y el tren no fue tal guerra sino una complementación válida. Y cuando a mediados de 1950 se montó la CVC y se construyó la hidroeléctrica del rio Anchicayá, la vida del carreteable se mantuvo tanto para los que iban de Cali como para los que venían del puerto. Unos años después se terminó la carretera de Buga a Loboguerrero que paralela al otro lado del rio Dagua a la línea de ferrocarril, es la que hoy subsiste y se lleva todo el tráfico que no volvió a circular ni por el tren ni por la antigua vía que subía desde Cali.
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Desde Danubio Azul (Alto Anchicayá) hasta Aguaclara, la vía es apenas un recuerdo
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Hoy en día, por falta de desarrollo económico de la región aguas abajo de la presa de la hidroeléctrica, la carretera la están dejando morir. La manigua se la está comiendo. Los derrumbes y las aguas que corren por donde antes iba la carretera la hacen ver agónica. Desde Danubio Azul (Alto Anchicayá) hasta Aguaclara, es apenas un recuerdo. Nadie, ni el Departamento del Valle ni Invias, ni la garosa de Celsia, le volvieron a meter la mano más allá de la hidroeléctrica. Con ello agotan la vía de emergencia cuando la inestable carretera de Buga al puerto se derrumbe o se desvanezca. Hacer minga entre las 3 entidades seria lo lógico pero como en el Valle hasta la Cámara de Comercio se perdió en las penumbras y a Roy no le queda tiempo por andar de gran titiritero, la vieja carretera a Buenaventura la van a dejar morir.