La periodista María Isabel Rueda, en recientes declaraciones en la W Radio, en un tono impostado tildó a Luis Guillermo Pérez Casas, magistrado del Consejo Nacional Electoral, como un “agitador político con toga de magistrado”. Para sustentar su afirmación la periodista referenció un reciente trino donde el magistrado Pérez cuestiona a Duque por el mediocre manejo que le ha venido dando a la pandemia; el asesinato sistemático de líderes sociales y la destrucción del acuerdo de paz. Para María Isabel Rueda ese “feroz” trino contra el presidente Duque no tiene relación con la labor que el magistrado debe desempeñar en el CNE. Su visión me resulta sesgada y miope porque descalifica el talante de un humanista reconocido por su compromiso con la vida; la defensa de los derechos humanos y la Constitución. Talante que bajo ninguna circunstancia pone en entredicho la destacada labor que ha desempeñado como magistrado del Tribunal Electoral en los últimos años.
A María Isabel la invito a conocer el excelente trabajo que desde el CNE ha adelantado el magistrado Pérez y su equipo. ¿Acaso se acercó a alguna de sus resoluciones antes de calificarlo como un “agitador político”? ¿Considera que su compromiso con la defensa de la vida rivaliza con las funciones que ha ejercido desde el CNE? ¿Qué entiende por los deberes de un funcionario público? A ella le quiero informar que el magistrado Pérez ha venido haciendo un gran trabajo, muchas veces en solitario, en una institución desprestigiada por su alto nivel de politización e ineficiencia. No solo ha buscado acercar el CNE a los territorios evadiendo ese centralismo institucional, sino que se ha convertido en garante del Estatuto de la Oposición ante “jugaditas” antidemocráticas. Su compromiso con la defensa de la vida antes es la mayor muestra de la visión humanista que le imprime a su labor.
En el país necesitamos más funcionarios públicos que trabajen son sensibilidad y no guarden silencio ante la barbarie. Sensibilidad que ha caracterizado la trayectoria de Luis Guillermo antes de asumir como magistrado en representación de los sectores opositores y alternativos. Nunca ha sido un hombre de guardar silencio ante las injusticias; su voz serena y tranquila, que no responde a las lógicas de la agitación política, resuena con contundencia ante la vulneración a los derechos humanos. Su compromiso con la vida en las zonas donde la guerra persiste es inquebrantable porque él sí conoce el país que María Isabel se niega a reconocer. Creerá ella que si los problemas no se mencionan dejarán de existir. Ante sus palabras hostiles el magistrado Pérez le respondió citando a Voltaire: "Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo". Una muestra de su valentía democrática.
