La valentía del coronel Hernán Mejía Gutiérrez

La valentía del coronel Hernán Mejía Gutiérrez

"Sin ninguna campaña publicitaria, su libro 'Me niego a arrodillarme' se vendió como arroz en la Feria del Libro"

Por: Uriel Hernando Anzola Rojas
mayo 11, 2016
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La valentía del coronel Hernán Mejía Gutiérrez
Foto: costanoticias.com

En la decisiva batalla del Pantano de Vargas; cuando Barreiro enarbola nuevamente la bandera española y se piensa que todo está perdido, Bolivar, le grita a Rondón: " Coronel Rondón, salve usted la patria". La respuesta del oficial es la frase que inicia este blog; a Rondón lo siguieron 14 valientes lanceros que por su participación en esta batalla lograron que los españoles retrocedieran, y, así, el 7 de agosto en la Batalla de Boyacá, alcanzar la independencia de Colombia.

La pequeña lección de historia es para recordar que hubo valientes que con su fe puesta en Dios, en sus principios, en sus hombres y en la verdad; lograron alcanzar la victoria. No fue necesario que fueran muchos; se necesitaba que estuvieran convencidos. Hoy, casi 200 años después, esperamos militares que tengan la misma valentía, dignidad y convencimiento de salvar la patria.

La terrible crisis moral, política, económica y social por la que pasa el país, a raíz del mal manejo que hace de los recursos del Estado, el presidente Juan Manuel Santos, hace que se necesite urgentemente la reacción de militares valientes como aquellos lanceros que lo dieron todo por la dignidad de la patria. Estamos cada vez más cerca de una firma de un tratado de paz, con grandes beneficios para los terroristas y con un incierto y desconsolador futuro no solo para las fuerzas militares sino para el país entero.

En el cotilleo de las redes se asegura que la firma de la paz se dará al finalizar este mes y que pretenderá mostrar al país, un tratado lleno de beneficios y tranquilidad para todos los colombianos... pero al igual que los contratos de telefonía celular; no sabremos que dice la letra pequeña que será cuchilla para nuestro pescuezo.

Me niego a arrodillarme quizás fue la frase que más rápido se hizo tendencia en Twitter y que fue respaldada por centenares de colombianos. Esa frase es el título del libro del Coronel Hernán Mejía Gutiérrez; libro que se vendió como arroz, pese a que el gobierno quiso ponerle todas las talanqueras; la editorial no hizo ninguna campaña publicitaria por los medios; se difundió que se vendería en la Feria Internacional del Libro a través de las redes sociales y, así se estén mordiendo los codos, Santos, sus superministros y ministros, fue un rotundo éxito y promete que lo seguirá siendo.

¿Qué hay detrás de la respuesta del colombiano de a píe al comprar este libro? Se muestra el grito silencioso que se hará cada vez más latente y más ruidoso de un país que se mamó de la sinvergüenzada de su presidente. Se muestra el respaldo irrestricto de un pueblo a sus fuerzas militares, que las ve mancilladas, ultrajadas y maniatadas. Se hace evidente la súplica de un país que exige medidas de choque, dirigidas y organizadas que rescaten a Colombia del abismo infernal donde nos quieren lleva Santos, las FARC, y sus camaradas nacionales e internacionales.

La figura del Coronel Mejía y su frase Me niego a arrodillarme se convierten en estandarte y consigna, respectivamente, para que aquellos militares que no han sido contaminados por la mermelada o detenidos y encarcelados por la mano pestilente de este gobierno; se pongan pilas, se organicen y hagan efectiva la respuesta de un país que les grita como hace doscientos años "Coronel, salve usted la patria". A diferencia de situaciones pasadas en el continente, este ruido de sables debería sonar no por el interés particular de algunos pocos oficiales sino como la respuesta de unas fuerzas militares a un pueblo que ve en ellos la esperanza de no caer en manos de los forajidos. Yo se que no se han acabado esos valientes que inspirados por el heroísmo de aquellos 14 lanceros logren la salvación del país.

Acá se va a firmar un tratado de paz; que tendrá todas las garantías de hacerse efectivo, gracias a la mermelada repartida en los partidos de la Unidad Nacional; gracias a la mermelada que garantiza que las Cortes se harán las de la vista gorda y con la mirada y acción apátrida de un presidente que sería capaz de vender hasta su propia madre. Acá, procesos populares que busquen por las vías legales destituir al presidente; nunca serán efectivos. Acá, los malos se tomaron el poder; muchos buenos se pusieron la camiseta por la patria y luchamos por defenderla (así nos llamen guerreristas) y hay un montón de desinformados, ignorantes o indiferentes que ven lo que está pasando y les importa un palmo de narices, el país que le dejarán a sus hijos y a sus nietos.

Ni los guerreristas somos violentos ni los amigos de paz son dulces pajaritos. Es exactamente todo lo contrario. La marcha del 02 de abril (convocada por los guerreristas) terminó con un grupo de ciudadanos recogiendo la basura de la Plaza de Bolivar. La marcha del 01 de mayo (convocada por los izquierdosos de los sindicatos y afines) termina con un grupo de encapuchados rompiendo los escalones de la Catedral  para echarle piedra al ESMAD y  con la imagen de un criminal (no puede ser llamado de otra manera) disparando a nuestros policías. Con delincuentes como las FARC y el ELN no caben diálogos ni concesiones solo se pueden aceptar medidas militares que los reduzcan, los aíslen y terminen por acabarlos. Eso no sucederá mientras siga Santos en el poder.

Elevemos una oración al Dios de los colombianos para que ese grito que se está haciendo común en todo el país de "No mas Santos"; "Santos, renuncie ya" o "Santos no te queremos" sea oído por militares valientes que inspirados por el coraje y decisión de los lanceros y motivados por un Coronel como el Coronel Mejía ; nos lleve a la recuperación moral política social y económica de una Colombia que se hunde por la maldad de unos pocos, la indiferencia de muchos y la estupidez de otros.

Llegar a los extremos que ha llegado Venezuela en su dignidad, justicia y economía por la actitud pasiva de un país entero y de unos militares miedosos; no puede ser la alternativa.Santos tiene toda la fuerza política a través de la mermelada que reparte entre congresistas, juristas, medios de comunicación y demás; tiene la fuerza bélica que la respaldan los guerrilleros de las FARC y el ELN; tiene la complicidad internacional de los malandros de Cuba y Venezuela... pero nosotros los colombianos de bien tenemos a Dios, la dignidad y el amor por nuestra patria.

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