Pocos sindicatos en el país tienen una vida tan democrática, pluralista, abierta y deliberativa como la Unión Sindical Obrera y una agenda política y social que va mucho más allá de los intereses económicos o gremiales de sus asociados.
Los dirigentes sindicales son elegidos por los afiliados para liderar. Se supone que los eligen por la capacidad para representar la agenda de los trabajadores en todos sus espectros. Los dirigentes sindicales y sociales debemos estar leyendo la realidad y tomando decisiones todos los días conforme a esa lectura.
Entonces, ¿tienen razón los que afirman que la USO ya no es como antes? Sí. En la vida los seres humanos tienen un carácter laborioso y deseoso que nos otorga la capacidad de transformar nuestras condiciones en el proceso que conocemos como historia. Y al tiempo que cambiamos en la vida social o política, nos transformamos también a nosotros mismos.
El cambio, por decirlo de otro modo, es la esencia de la naturaleza humana, y es posible gracias a que somos seres creativos indeterminados e inacabados. La Iglesia católica recientemente emitió un comunicado de respaldo a las luchas de la USO en el que describió al sindicato “como una fuerza fresca, creativa y novedosa de propuestas alternativas”. La Iglesia no solo reconoce la importancia del sindicato, sino su capacidad de transformarse, a través de la historia, para saber cómo mantenerse vigente en el escenario político y gremial y eso implica grandes esfuerzos deliberativos a su interior en temas de transcendencia nacional como la paz, el cambio climático o el sistema de participación en regalías.
Marx decía que la historia no hace nada, no posee una riqueza inmensa, no libra combates. Recordaba que es el hombre real y vivo quien hace todo eso, es el que empuña las armas y hace la historia. Por su parte Lenin decía que los marxistas deben tener en cuenta la vida misma, los hechos exactos de la realidad, sin aferrarse a las teorías del ayer que no abarcan la complejidad de la vida.
Hay quienes recurren a la historia de la USO tratando de deslegitimar las decisiones tomadas por su dirección, pero se equivocan cuando apelan al pasado por miedo al cambio. La USO es un sindicato orgullosamente político (sin descuidar lo gremial), y por eso es referente en el país. (Y más en Barrancabermeja, donde nació).
Hacia 1937, algunos en la refinería de Barrancabermeja intentaron crear un sindicato que se autodenominó “apolítico”, pero detrás de esa pretendida neutralidad existía una clara agenda política: sacar a la izquierda y fortalecer a los sectores afines al presidente López Pumarejo dentro de la USO. Así que nada más artificial y engañoso que el “apoliticismo”. La política siempre implica la toma de posiciones, que se defienden y se resuelven según las reglas acordadas, como recientemente lo hicimos frente al plebiscito por la paz y la reelección de Santos. Los que le reprochan a la USO su participación activa en la vida política, le exigen dedicarse exclusivamente a lo gremial, pero cuando solo se habla de los derechos laborales, le exigen inmiscuirse en la vida política y social. Incoherencia.
En los años 40 del siglo pasado forjamos con Gaitán una gran coalición nacionalista que culminó en la creación de la Empresa Colombiana de Petróleos. Otras reivindicaciones más recientes como la reversión de la refinería a manos de Ecopetrol o la construcción de la unidad de balance se dieron gracias al empuje de los trabajadores sindicalizados en acuerdo con distintos actores políticos. Se habla de la historia sin conocerla.
Los que ahora intentan contarnos una cierta historia de la USO son los mismos que desconocen las causas de la lucha armada en Colombia, a la que, según Diego Montaña Cuéllar, tuvieron que llegar cientos de trabajadores luego de las arduas luchas y las grandes huelgas que agitaron a Colombia en los años 60, sin lograr transformaciones reales. Ya no es coherente soñar con el regreso a esas oscuras épocas. Este es el siglo de la política sin armas, la misma que estamos tratando de hacer, la misma que hacemos todos los días.
Y claro que la USO no es como antes, ha tenido que transformarse para poder sobrevivir en un país en el que sindicalizarse es algo exótico. Por eso nos abrimos a recibir trabajadores tercerizados de todo el sector petrolero después del 2005 para romper el sitio que nos impuso el uribismo en su campaña para destruirnos. Mientras muchos sindicatos desaparecieron por la vía de la violencia física y la persecución la USO ha persistido, luchado y se ha transformado. Hoy no solo es la mejor opción de sindicalización de los trabajadores petroleros, sino que aspira ser la mejor opción de los trabajadores mineros y energéticos. Por eso la atacan desde varios flancos, por eso la señalan y la calumnian. Porque con otros valiosos y aguerridos movimientos sociales es el único poder contrahegemónico en el país.
Estamos seguros de que no nos hemos equivocado
con apostarle a la salida política al conflicto armado,
ni en respaldar la revocatoria del alcalde Peñalosa
Como me enseñara Marcelo Torres: “La vida es la lucha política” y sea cual sea la decisión política que tome el sindicato tendrá detractores. Y también podremos equivocarnos y tendremos la humildad para reconocer el error como lo hicieron los trabajadores petroleros sindicalizados agrupados en Fedepetrol en 1959 cuando expresaron su respaldo al Frente Nacional. Pero estamos seguros que no nos hemos equivocado con apostarle a la salida política al conflicto armado, como estamos seguros que no nos equivocarnos en respaldar la revocatoria del alcalde Peñalosa. Tampoco es un error apoyar al alcalde Darío Echeverry. En él tenemos un aliado para la defensa de nuestra agenda política en Barrancabermeja y por eso defendemos su permanencia, no hay nada de incoherente en ello.
Lo que sorprende es que muchos de los que hoy atacan a nuestra organización sindical estudiaron y estudian gracias a uno de los mejores beneficios obtenidos por la lucha de la USO: el plan educacional. Miles de beneficiarios de esa gran conquista sindical están dispersos por el país sin aportarle a la lucha. Incluso muchos nos tratan como “oligarcas de overol” y hasta nos recriminan por luchar para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores y sus familias. ¡¡Esa es una de nuestras razones de existir!!
Entonces a todos los que solo saben decir que hemos traicionado la historia les recomiendo que la lean con el lente de la complejidad de la vida y de la lucha social y sindical. En todo caso, la llama de la USO no se extinguirá.