El primero en nombrar a la abogada María Claudia Mosquera Jaramillo como embajadora de Colombia en Perú fue Álvaro Uribe Vélez en agosto del 2009, un año antes de que se acabara su segundo mandato. El esposo de Mosquera, el medico Carlos Eduardo Cruz, ha sido un gran aliado de Uribe en Popayán. De hecho, la pareja Cruz Mosquera mantienen lazos muy cercanos con el exmandatario, al punto que éste es el padrino de bautizo de su hijo menor, Kike. Además, el expresidente le ofreció a Carlos Eduardo entrar a formar parte de las primeras listas cerradas al Congreso por el CD en 2010, pero el médico declinó.
En su vida tuvo un episodio doloroso, cuando el 18 de noviembre de 1994 fue secuestrada por el ELN y permaneció en cautiverio 56 días. Fue liberada por un operativo militar en zona rural del norte del Cauca.
Se estrenó como diplomática colombiana en Perú con el entonces presidente Alan García quien la condecoró con la Orden de El Sol del Perú en el Grado de Gran Cruz. En el 2011, el gobierno Santos le encontró reemplazo a Mosquera en la embajada en Lima y esta debió volver a Colombia anticipadamente. Pero su cercanía con el Uribismo los puso de regreso a Lima, después de haber contribuido económicamente a la campaña de Iván Duque.
El Presidente no le falló y la nombró nuevamente embajadora, un cargo clave por las relaciones comerciales de Colombia con el Perú y que la obligará a mantener mucho equilibrio, después de que tanto el Uribismo como el ex Presidente Andrés Pastrana mostraron sus cartas de apoyo a la derrotada Keiko Fujomori. Corre el riesgo de que le ocurra algo similar a la delegación colombiana en Washington con Francisco Santos a la cabeza, cuando se la jugaron abiertamente por Donald Trump, con las consecuencias conocidas.
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