El pasado sábado, 21 de noviembre, en la inauguración de la convención programática virtual del conservatismo colombiano, el expresidente Andrés Pastrana Arango (APA) insistió en su crítica a los congresistas azules que continúan en su práctica de negociar los principios conservadores por puestos y prebendas.
En relación con lo anterior, APA les recordó el programa fundador del Partido Conservador a raíz de lo que aconteció con el apoyo inconsulto con las bases de la colectividad y la oscura negociación que la mayoría de los congresistas azules adelantaron con el gobierno Santos en favor de una paz inconstitucional con las Farc. En esta dirección expresó, con cierta acidez, lo siguiente:
Lo que sí lograron en nuestra tierra quienes feriaron nuestras instituciones fue el triste concurso del Partido Conservador como cómplice de sus tropelías antidemocráticas: "el orden constitucional contra la dictadura", comienzan Caro y Ospina como si advirtieran a su Partido, y rematan "en la legalidad contra las vías de hecho": con esas pocas palabras los fundadores anclaron los principios del conservatismo democrático y el humanismo integral enfrentados al espectro materialista y totalitario que nos rondaba: "el orden constitucional contra la dictadura y la legalidad, contra las vías de hecho", habrá que recalcarle a nuestros dirigentes plegados a los designios de La Habana.
Ya el 3 de octubre de 2019, con motivo del aniversario 170 del Partido Conservador Colombiano, el único expresidente vivo de la colectividad azul había enfatizado en lo siguiente:
Me duele en el alma la postración en que se encuentra hoy el Partido Conservador Colombiano (...) El gran partido de Ospina Pérez y de Laureano Gómez es ahora una lánguida comparsa que acude al palacio presidencial con la totuma en la mano, ofreciendo sus principios a cambio de unas cuantas migajas de burocracia, como se hizo vergonzosamente en el gobierno de Santos y su inconstitucional proceso de paz.
En abril de 2017, luego de que la mayoría de los congresistas conservadores vendieran su posición en favor del sí en un plebiscito que perdieron de modo contundente frente a quienes querían una paz sin impunidad para los miembros de la narcoguerrilla de las Farc, 300 líderes representativos de la colectividad azul le enviaron una carta al expresidente APA solicitándole que tomara las riendas del Partido Conservador, porque la mayoría de los congresistas y directivos de ese entonces le habían apostado al referido proyecto Farc-Santista, entregando no solo los principios, sino la voluntad de poder de los azules a cambio de ofrecimientos de un gobierno contrario al querer de sus bases, tal y como se demostró con los resultados plebiscitarios de octubre de 2016.
Frente a la urgente demanda de esos 300 dirigentes del Partido Conservador, el expresidente Pastrana Arango fue contundente en reconocer la desastrosa realidad de sus directivos y congresistas y, al respecto, aclaró que: "El Directorio Nacional lo que representa es la corrupción, es la mermelada, son los contratos, son las prebendas". En este sentido, fue enfático en reclamar que "el presidente del Directorio tiene que aclarar cómo recibieron recursos para la campaña del presidente Santos que hoy está contaminada".
Frente a la situación de aquel entonces, el Partido Conservador, en la actualidad, no ha cambiado en absoluto, si se observa que muchos de aquellos congresistas conservadores que se fueron en contra del programa fundador continúan en sus curules y, por encima del querer de los electores azules, siguen imponiendo el nombramiento de los miembros de la Dirección Nacional Conservadora y de los Directorios Regionales; gastándose ─sin tener en cuenta las demandas del soberano azul─, el presupuesto abonado por el Estado para el mantenimiento de la infraestructura del partido; distribuyendo avales sin revisar la condición ideológica, trayectoria y honorabilidad de los postulados y, por último ─y quizás lo más asqueante─, estableciendo alianzas, por prebendas y puestos, con candidatos a alcaldías y gobernaciones alejados de las luchas sociales del Partido Conservador y, muchas veces, con serias investigaciones cuando no ya con prontuarios criminales conocidos.
El expresidente APA, en el discurso de inauguración de la Convención Programática Virtual del Partido Conservador del sábado, 21 de noviembre, deja como corolario una propuesta, en los siguientes términos, la cual plantea debe implementarse a la mayor brevedad si se pretende la recuperación del poder para el conservatismo:
Se ha dicho una y mil veces que en Colombia el conservatismo es mucho más que el Partido Conservador, así el elector debe ser el verdadero dueño de la colectividad que exige no un simple maquillaje de estatutos, sino una reforma a fondo que le permita retomar sus raíces populares: en los partidos modernos los grandes electores políticos tienen una participación sensata y democrática, limitada y garantizada por mecanismos no manipulables, genuinamente participativos, su gran fuerza, así como la del partido, está en el discurso actual y las ideas perdurables, no en las fugaces maquinarias. En este empeño conservador, debemos ser francos y prácticos si queremos volver a aspirar al poder, con un lenguaje convincente, con gentes nuevas, sin tacha, para atraer a las personas valiosas que hoy se marginan de la colectividad y la política. Tenemos las ideas, tenemos la voluntad y tenemos la gente a la espera de ser convocada, debemos recoger de nuevo a quienes se han dispersado en otras toldas y sen encuentran, profundamente, desilusionados de la política: es nuestra misión como partido rescatar la ilusión y transmitirla con emoción, tenemos que demostrarle, nuevamente, a Colombia que cuando gobernamos… ¡Cumplimos!*
Pero el problema de fondo para la reestructuración del Partido Conservador Colombiano ─tal y como la propone el expresidente APA─ radica en sus estatutos (Resolución 0578 del 21 de abril de 2015 del CNE), dado que estos son antidemocráticos, tal y como puede apreciarse en el capítulo VI (Reforma estatutaria), el cual ─producto de una reforma estatutaria realizada a conveniencia de tiempo atrás─ establece que cualquier propuesta de cambio en los mismos tendría que contar con la aprobación de los congresistas y sus directivas nacionales y regionales, en conjunto, con total ausencia, de posibilidad alguna, que el soberano azul (base electoral conservadora) pueda presentar y solicitar una reforma estatutaria de manera directa y revocar, de ser el caso, a quienes estén incumpliendo los principios y presupuestos de la colectividad amarrando lo que establece el artículo 4 de la ley 1475 de 2011 numeral 8 que al tenor expresa que deben presentarse claros “mecanismos de impugnación de las decisiones adoptadas por los órganos de dirección, gobierno, administración y control, así como por las respectivas bancadas”.
En conclusión, los citados estatutos, desde hace mucho, están marginando a sus propios electores de las decisiones trascendentales de la colectividad azul y no ofrecen, así mismo, alternativa alguna de que puedan inscribirse y militar en la colectividad los miembros de las nuevas generaciones a no ser que terminen convertidos en soldados acríticos y sin poder de un grupo de congresistas encargados estatutariamente de adoptar todas las decisiones.
El capítulo VI de la resolución 0578 del 21 de abril de 2015, artículo 83, dice lo siguiente:
Artículo 144. Los Estatutos del Partido Conservador podrán ser reformados total o parcialmente, con el cumplimiento de los siguientes procedimientos:
La reforma debe ser iniciativa del Directorio Nacional Conservador, o de quien haga sus veces, o de la Bancada del Partido en el Congreso de la República, o de al menos la mitad más uno de los miembros de la Conferencia de Directorios Regionales.
Corresponde la aprobación de las reformas de Estatutos a la Conferencia de Directorios Regionales, la Bancada del Partido en el Congreso y el Directorio Nacional, reunidos conjuntamente. Se debatirá en dos (2) sesiones presenciales, celebradas en días distintos, con una diferencia de por lo menos cinco (5) días hábiles entre una y otra. Las reformas deben ser puestas en conocimiento de la Convención Nacional del Partido, una vez aprobada en segunda vuelta. En la segunda vuelta solo podrán considerarse los temas aprobados durante la primera vuelta.
Debidamente aprobada la reforma, deberá inscribirse ante el Consejo Nacional Electoral, será publicada y enviada a cada uno de los directorios departamentales, distritales, municipales y locales, así como a cada uno de los congresistas del partido, para efectos de su conocimiento y divulgación.
¿Qué hacer entonces para atender la importante y necesaria reestructuración del Partido Conservador propuesta por el expresidente Andrés Pastrana Arango ante esa entelequia establecida por el capítulo VI de los actuales estatutos?
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