Los medios de comunicación son los únicos que hablan por los ciudadanos, sobre todo cuando se trata de la corrupción. Es increíble todo lo que pasa con los actos de corrupción y al final ellos salen orondos a sitios de reclusión especiales donde nadie les puede llamar cárcel, allí están pocos meses, y después, a la casa por cárcel por otro tiempo corto y terminan en libertad condicional. Ninguno devuelve la totalidad de lo robado.
Eso, entiendan muy bien, señores periodistas, produce indignación, lo que conlleva a muchos a decir: si los de cuello blanco roban por qué yo no lo puedo hacer, así sea en cuestiones menores. Es el ejemplo lo que a las personas las lleva a la corrupción y ya no ven nada malo en robar poco o mucho. Así, esta sociedad ha cambiado a la cultura de la corrupción en todos sus escalas y me atrevería a decir que el 90 % de las personas son corruptas y aceptan la corrupción; les ofrecen al policía, al funcionario público... eso se ve a toda hora y en todo lugar.
Solo ustedes los periodistas pueden estar denunciando y vigilando la corrupción, hacer que los políticos cambien las leyes y haya castigo verdadero para el corrupto. Hacer que las personas apliquen el castigo social al corrupto, que no lo vuelvan a saludar ni a ser amigo de esos corruptos, hacer campaña con los padres de familia y con los profesores para que les enseñen honestidad y también castiguen al corrupto. Así, educando y estando vigilantes, se va cambiando a la sociedad.
Otro aspecto es que ustedes los periodistas estén pendientes de denunciar las dilaciones y todo lo que tiene que ver con los casos, pues pasa el tiempo y todos se olvida. Esto no debería ser ser así, pues su deber es estar pendientes, recordando todas las acciones de los corruptos, sus aliados de la justicia y sus abogados, tratando y logrando que los casos prescriban, que no los manden a la casa por casa y que devuelvan el dinero robado.
Si ustedes cumplen con esa función permanente, seguro que muchos de esos delincuentes pagarán con cárcel lo robado. Lo más indignante en mucho tiempo es el caso de ese delincuente Emilio Tapia, que habiendo desfalcado a la ciudad de Bogotá le otorgaran un contrato para llevar internet a las escuelas rurales. ¿Y nadie se dio cuenta de que el era socio de esa banda delincuencial? eso no lo cree nadie... que ni la ministra, ni el presidente, ni la Procuraduría ni nadie supiera que ese ladrón era socio en ese contrato.
Dentro de las propuestas que presentan, ¿qué es lo que se estudian, analizan e investigan? Seguro que todos sabían, pero no contaban que llegarían tan lejos: pólizas falsas y llevar el dinero al exterior. Y así, con descaro, dicen que la ministra es inocente. Puede que ella no se haya robado el dinero, pero tenía que saber quiénes eran los socios, y un ladrón como Emilio Tapia no podía estar allí.
¿Por qué nadie denunció que ese delincuente era el promotor de la propuesta?
Ahora todos quieren tapar y tapar, y que pasen los días y se olviden del caso. Qué vergüenza, ladrones todos, no solo Tapia, son muchos los incluidos padrinos políticos. ¡Malditos, mil veces malditos!