“Suena el Cesar”, con este titular del 10 de noviembre de 2015, la revista Semana mostraba con beneplácito el reconocimiento del vallenato como patrimonio cultural de la humanidad por parte de la Unesco. El enfoque de abordaje de esta publicación mostraba un Cesar olvidado durante muchos años, que vino a ser recordado por todos los colombianos gracias a este importante reconocimiento que se hace a nivel internacional.
Los cesarences estamos orgullosos de toda la tradición histórica y cultural que nos rodea, hecho que nos caracteriza a nivel nacional e internacional, por toda la difusión que le hemos dado a géneros como el vallenato. Sin embargo, queremos seguir mostrando que tenemos más para dar en este país de enormes desequilibrios económicos y sociales.
El índice de competitividad departamental nos ubica en la posición 22 de 26 departamentos evaluados en cuanto a la eficiencia en educación superior y capacitación, mostrando las enormes dificultades a la que nos vemos expuestos los jóvenes cesarences para prepararnos y contribuir con un grano de arena a la construcción de un mejor departamento y un mejor país. En la actualidad que vive la nación, hace falta fortalecer un factor tan decisivo como lo es el capital humano, buscando frenar las distintas problemáticas que amenazan con perturbar el poco bienestar en el cual vivimos. Nadie desconoce la necesidad de la educación como motor de cambio y como multiplicador de la prosperidad para los países que centran sus esfuerzos en esta área.
Dedico estas letras hoy a mostrar que la joya que nace para que los cesarences tengamos la oportunidad de mostrarnos como agentes de cambio desde los aspectos públicos y privados es: la Universidad Nacional. Esta iniciativa que comenzó como un anhelo de un puñado de docentes de la región preocupados por la situación educativa del departamento y terminó con grandes esfuerzos del exgobernador Luis Alberto Monsalvo y el actual Franco Ovalle, representa una oportunidad de movilización social para todos aquellos que quieren hacer de este un mejor lugar para vivir. Con una capacidad inicial de 5.000 estudiantes, se espera que este importante claustro universitario ofrezca más de 50 programas académicos, entre ellos medicina.
Tuve la oportunidad de hablar con el senador José Alfredo Gnecco, uno de los gestores de esta obra junto con otros parlamentarios, entendiendo algunas nociones de lo que esto representa para él, afirma: “Es una oportunidad para que todos los jóvenes de la región, que serán el futuro para la construcción del nuevo Cesar, puedan prepararse en una de las mejores universidades del país, con las mejores disciplinas”. Añadió además, mostrando su interés en la materialización de esta iniciativa: “Es importante seguir trabajando desde el Congreso de la República para que este proyecto siga haciéndose realidad, a través de la obtención de los demás recursos que hacen falta mediante el Gobierno Nacional”. El citado Senador es autor de una iniciativa que busca mediante la creación de una estampilla, generar recursos por cerca de 100.000 millones de pesos durante los próximos 15 años, buscando garantizar aspectos relacionados con la investigación y la infraestructura.
Los jóvenes cesarences queremos seguir mostrando mucho más, nadie desconoce el valor que nos genera nuestra tradición cultural, pero es importante ver que el Cesar tiene muchas cosas más por ofrecer a través de su gente; somos una región con enormes riquezas agrícolas y minerales que pueden aportar a una Colombia más desarrollada y con mejores indicadores en todos los sentidos. Con el establecimiento de esta “joya”, podremos potencializar todos estos factores, a través de mecanismos propios que brinda la academia como lo son la innovación a través de la investigación.
