Hacia finales de 2014 el Conservatorio de Música de Sincelejo, entidad de carácter privado de formación para el trabajo y Logos International University (educación no formal) convocó a los periodistas del departamento de Sucre dizque para profesionalizarlos con títulos universitarios en "Licenciatura en Ciencias de la Comunicación Social y Periodismo".
Con esa propuesta lograron reunir, entre periodistas empíricos y gentes del común, alrededor de 120 veinte personas, algunas de ellas provenientes de zonas apartadas. Después de varias advertencia sobre la posible ilegalidad de LIU como entidad de educación, unos 30 de ellos terminaron mordiendo el anzuelo y 8 meses después, que incluyeron unos 8 domingos de charlas, más que todo religiosas, y de haberles hecho pagar más de $2.600.000 pesos a cada uno, fueron disfrazados con toga y birrete y fueron conducidos hasta el salón Fortunato Chadid de la Gobernación de Sucre, en donde les entregaron los títulos prometidos. Según cuentan algunos de los invitados a la ceremonia de graduación, la generosidad de LIU fue tan grande que a muchos que ni siquiera habían asistido a las charlas les ofrecieron la oportunidad de graduarse, solo con la condición de pagar. Tanta belleza no puede ser verdad, dije yo, camisa adentro, y me tomé el trabajo de averiguar el caso y encontré varias informaciones, incluso oficiales, que establecen que LIU no es entidad de educación superior, en ningún país del mundo, por lo que se deduce que los títulos que otorga no tienen ninguna validez, es decir, son chimbos.
Con base en esas informaciones me atreví a publicarla en mi página social de Facebook y Twitter, advirtiendo que un grupo de periodistas del departamento de Sucre fueron víctimas de una posible estafa por parte de una supuesta universidad extrajera ilegal. Esa situación, en vez de despertar la preocupación de los posibles estafados y de que empezar a tomar acciones legales en contra de la supuesta universidad presuntamente estafadora que era y sigue siendo mi verdadera intención, estos reaccionaron de manera contraria: se convirtieron en defensores de oficio de su propio estafador, lo que conllevó a que algunos de ellos me insultaran públicamente a través de los medios, descalificándome por mis creencias religiosa, esculcar mi hoja de vida, tanto pública como privada, amenazándome con denunciarme por injuria y calumnia; incluso, llegaron hasta hacerme amenazas personalmente, pero igual, a nada de eso yo le presto atención.
Luego para acallar mi voz, el 14 de mayo el funcionario público de la Gobernación de Sucre y uno de los más dolidos por mis comentarios, Rogelio Góez Barragán, anunció la realización de una rueda de prensa con la presencia del señor rector de LIU, quien, supuestamente, vendría a aclarar toda la situación. Lo primero que yo pensé era que vendría un “gringo”, en compañía de la persona encargada de la Dirección de calidad para la educación superior del Ministerio de Educación Nacional, pero resulta que quien llegó fue el compatriota y “pastor” evangélico Édgar Eduardo Prada Pradilla, en compañía del periodista Rogelio Góez, uno de los graduados por LIU. Yo apenas vi el tipo me dije: “Ay!, ¿quién va a decir que su queso tiene gusano?” Y aseguró que los títulos de LIU eran válidos en Colombia y en USA y que el peor enemigo de los graduados de LIU, era el Misterio de Educación Nacional.
De la tal rueda de prensa, algunos de los graduados de LIU salieron insatisfechos con las explicaciones dados por el señor Prada Pradilla y menos por las entregadas por el defensor de oficio: Gez Barragán.
Hoy por hoy no soy el único que habla sobre la estafa masiva a un grupo de incautos periodistas del departamento de Sucre ni tampoco estos periodistas de Sucre son los únicos estafados por la organización que dirige el señor Édgar Eduardo Prada.