Compañeros veedores y ciudadanos, buenas tardes:
Veo con gran tristeza y preocupación la forma en la que se hará la elección de los magistrados de la Comisión Nacional de Disciplina Judicial, órgano encargado de disciplinar a jueces, magistrados, fiscales y abogados cuando existan hechos reprochables disciplinariamente.
Hoy se puede ver cómo la división de poderes es una utopía y cada vez más la ciudadanía es testigo de cómo el poder genera la necesidad de más poder, este caso no es ajeno a ello: la señora Margarita Cabello, elegida nueva Procuradora General de la Nación, habría hecho de las suyas para que su amiga y extensión, la señora Magda Acosta, sea elegida.
A pesar de los llamados, comunicados y alertas de organizaciones, asociaciones y veedores ciudadanos, el Congreso ha hecho caso omiso y continuamos siendo callados o, peor, callados y no escuchados. Solo la senadora Angélica Lozano hizo un llamado para cambiar la fecha de la elección ante la falta de tiempo suficiente para estudiar las hojas de vida de los candidatos y acertadamente señaló que lo que se desea es que “el Congreso sea notario de los poderosos”. Dolor me dan esas palabras cuando confirmamos que entre almuerzos, cafés y reuniones, y no por méritos, trayectoria o capacidades, se habría acordado la elección de los magistrados, pasando por encima de la ley. Bien decimos que la ley es para el de ruana, para el de a pie.
Hay varios casos preocupantes, pero uno es el más grave teniendo en cuenta lo siguiente:
El Acto Legislativo 02 de 2015 establece una reforma de equilibrio de poderes y reajuste institucional, señalando la no reelección de magistrados, situación que se alerta de la candidata a la comisión Magda Acosta Walteros, quien independientemente de que esté nombrada en provisionalidad (Resolución N.13 de abril 29 de 2016), aclarando con esto que no es un encargo, cumple con las funciones, prerrogativas, deberes, derechos y obligaciones de un titular. Tanto es que lleva cuatro años y siete meses de magistrada, lo que implica que su elección no es más que una puerta giratoria, ya que presentaría una inhabilidad para ser miembro del Consejo Nacional de Disciplina Judicial. De ser elegida, estaría ocho años más, para un total doce años y siete meses, desfigurando la ley y convirtiéndose, para la vergüenza del país, en otra eterna magistrada, situación que atenta contra el espíritu de la ley y la constitución.
Por otra parte, aún más grave es el rompimiento de la autonomía e independencia de los poderes públicos, ya que la Procuraduría estaría captando el poder en otras esferas, entre ellas la futura comisión de “Ética Judicial”, la cual estaría filtrada por intereses de sectores de control ajenos a su función y más bien respondería a una peligrosa asociación de poder.
Esta situación es de no creer, la procuradora no solo tendría esta ficha adentro, sino que en la lista conservadora también habría obligado a que se eligiera a otra persona cercana a ella. Los congresistas temen llevarle la contraria y estar en contra de su querer. ¿Acaso se está armando el juego para el 2022 que dicen nos espera?
Hay otras comunicaciones que se han presentado y que ni eco produjeron.
Atentamente,
Movimiento Veeduría Ciudadana
