LA ÚNICA COALICIÓN VIABLE ES CON NUESTRA HISTORIA COMÚN
En las actuales circunstancias políticas y sociales, la verdadera coalición que necesita Colombia, y el mundo en general, no es ni con la esperanza de unos pocos ni tampoco con la experiencia de unos cuantos: tiene que ser con la historia de todos, la cual se debe determinar por medio de un pacto, viable entre todos los habitantes de un país y de un planeta urgido por volver realidad las soluciones de las necesidades comunes.
Por intermedio de él poder ir dejando a un lado y atrás a una clase de pésimos dirigentes, los cuales se empoderaron, de los Estados y sus instituciones, a través de un comportamiento caracterizado por la indecencia y el egoísmo, con las cuales han expandido la corrupción hacia todos los rincones y niveles de unas sociedades que han estado, y hasta aceptado, mantenerse sometidas a ellos, lo que no se puede permitir que se extienda por más tiempo.
Además que estos dirigentes, con sus partidos y movimientos políticos siempre se han comportado de una manera grosera e indolente con las oportunidades que requieren unas regiones y sus comunidades, que aunque sean bastante diferentes entre ellas, requieren todas de lo mismo, o sea estar cimentadas en la justicia y la equidad, a partir de educación, salud, cultura, empleo y recreación públicas y privadas pero con criterio social y comunal.
Algo imposible de alcanzar si seguimos con las actuales organizaciones políticas, o si nos permitimos permanecer indiferentes ante la actuación de quienes hasta hoy nos han dirigido igual a como lo han venido haciendo mal desde hace tiempo.
De allí que tenga que discrepar con todos aquellos que creen e insinúan que las soluciones se encuentran en el centro de los espectros políticos nacional y orbital, suponiendo que ese sea un punto concreto de una ubicación que contiene lo bueno de los extremos filosóficos que poseen los postulados en los que se basan las creencias y manejos políticos.
Siendo en realidad una manera de difuminar y desdibujar la realidad política y social, justificando con ella truncar los verdaderos y necesarios cambios totales que se requieren de manera urgente entre toda la humanidad para poder a través de ellos romper con los amarres que nos atan a unas injusticias sociales, hasta hoy fundamentadas y justificadas en la individualidad como opción incuestionable, cuando son impostergables las reformas que declaren lo común como la única disyuntiva que tenemos todos para sobrevivir, no solo la especie humana, sino todas las demás.
Esto necesariamente implica que los movimientos que traen entre sus políticas socializar las decisiones públicas y privadas son el único camino que se tiene que imponer sobre todo lo demás, el resto es reciclar la inconsciencia humana que hasta hoy viene dejando la estela de resultados que marcan un destino desagradable y sin futuro para los individuos, sean estos ricos o pobres, igualmente para el planeta y todas sus especies, por lo tanto para la humanidad en general, estando entonces, ante los próximos comicios, frente a la alternativa histórica interna de un pacto social que despierte y haga realidad la esperanza general.
Ojo pues, estamos ante un momento clave de reaccionar para lograr socializar las políticas públicas.