Se escuchan susurros muy fidedignos acerca de que el seudoNobel de paz, Juan Manuel Santos, ante la evidencia de que Alejandro Gaviria no despegó, no conectó con las "masas" (difícil conectar con las masas colombianas citando a James Joyce y Henry Thoreau) y cayó en un estancamiento imposible de superar a estas alturas, le dio un timonazo a su estrategia y ahora ha volcado todo su apoyo e influencia en favor de Juan Manuel Galán, quien -sorprendentemente- ha comenzado a subir en todas las encuestas electorales.
Decían los antiguos estrategas chinos que para poder entrever los designios de un adversario basta con observar y escuchar a sus peones de mayor confianza. Así las cosas, son precisamente dos de los peones y lacayos más cercanos a Santos los que permiten corroborar lo que se murmura en voz baja en algunos de los más exclusivos despachos bogotanos:
A mediados de esta semana Gabriel Silva Luján, su amigo entrañable (tan servil a Santos que incluso habla y gaguea cada vez más parecido a su "patrón"), en una entrevista con Juan Carlos Iragorri en la cadena radial RCN, expresó sin ambages y literalmente que "Alejandro Gaviria siendo un excepcional ser humano no había logrado calar y despegar y que, en cambio, Juan Manuel Galán había alcanzado una gran madurez política y que eso se estaba reflejando en los sondeos, por lo que estaba seguro de que Galán iba a ser el ganador de la consulta de la coalición Centro Esperanza en marzo próximo".
Esas palabras públicas, viniendo de quien vienen, son una sentencia de muerte para Alejandro Gaviria y un espaldarazo total de la podrida e hipócrita élite bogotana santista al delfín del martirizado Luis Carlos Galán.
Simultáneamente, Santos, adicto a mover y utilizar sus peones para infiltrar, dividir, corroer y finalmente cooptar, movió estratégicamente a otro de sus lacayos, el exdefensor del Pueblo Carlos Negret (un burócrata gris y enmermelado que durante toda su vida no ha conocido otra profesión más que vivir como sanguijuela a expensas del Estado) para que se convirtiera en hombre de confianza de Galán, con tanto éxito que de la noche a la mañana este lo nombró a dedazo limpio como su segundo renglón de lista al Senado a nombre del renacido Nuevo Liberalismo.
Ojo a este detalle que lo desvela todo: cuando en agosto pasado Alejandro Gaviria lanzó oficialmente su candidatura presidencial, inmediatamente Carlos Negret "aterrizó" en su campaña -por orden expresa de Santos- como coordinador de las regiones... Cuatro meses después, ante el pronosticado naufragio de Gaviria, Santos se ha movido rápidamente y ahora Negret es el flamante segundo renglón de la lista al Senado de los "hermanitos" Galán.
El mártir Galán debe estar revolcándose en su tumba viendo el grado de hipocresía, maledicencia y traición a sus ideales en los que cayeron sus "delfines" (o sino preguntémosle al hijo de otro mártir, el senador Rodrigo Lara, quien los está padeciendo en carne propia...)
Así pues, Santos le ha dado la extrema unción política y electoral a Alejandro Gaviria, y eleva ahora salves y loas a su nuevo ungido: Juan Manuel Pachón... perdón, Galán. Es que heredó tan poco de su padre que cuesta identificarlo con esa progenie...
Finalmente, ¿qué pensarán de todo esto Sergio Fajardo y su enmermelada primera dama, María Angela Holguín?... Es que definitivamente Santos moverá cielo e infierno con tal de recuperar el poder en 2022, así tenga que llamar a magistrados corruptos para mandar a la cárcel al ya de por sí defenestrado Álvaro Uribe (justamente defenestrado, hay que decirlo), traicionar a quien fuere necesario y, en última y extrema instancia, incluso llegar a pactar con Gustavo Petro.
