John Lennon
En los últimos cinco años de su vida, Lennon se había refugiado en su apartamento del edificio Dakota en Nueva York a fumar un cigarrillo de marihuana tras otro y a tratar de quitarse los fantasmas que le había traído la fama. El ostracismo terminó cuando empezó la década del ochenta, su disco Double fantasy lo revalidaba como el genio absoluto que era. El 7 de diciembre de 1980 mientras salía con Yoko del Dakota, Mark David Chapman, un trastornado fan del músico y que alcanza a salir en esta foto, le descargó el proveedor de su revolver en el pecho. Tenía 40 años.
Steve Jobs
Cuando le detectaron el cáncer pancreático en octubre del 2003 la enfermedad podía ser extirpada con una operación. Sin embargo Steve Jobs no quería que le abrieran su cuerpo y fiel a lo que creía, intentó sanarse llevando una dieta vegana a base de jugos que en teoría le limpiarían el organismo e incluso se puso en manos de un psíquico. Ninguno de estos métodos funcionó y en julio del 2004 tuvo que someterse a una intervención quirúrgica. Era muy tarde, ya estaba herido de muerte. Esta foto fue tomada el 26 de agosto del 2011, un mes y medio antes de su muerte.
Vladimir Lenin
Tenía 54 años y llevaba una vida dedicada al deporte y al trabajo. Despreciaba el tabaco y el alcohol. En 1921, mientras iba a pronunciar un discurso, se le olvidaron las palabras. A partir de ese momento sufriría tres infartos cerebrales que lo redujeron hasta el estado de postración que lo vemos en este foto tomada seis meses antes de que muriera. El líder de la revolución rusa ya había perdido la voz y escasamente se dirigía a sus allegados escribiendo sus designios y preocupaciones en un papel. Una vez murió disecaron su cuerpo y le sacaron el cerebro para estudiar lo genial que era. Las razones de su muerte han dado para muchas teorías pero hasta el momento se mantiene el misterio.
Jim Morrison
Se había ido a París buscando ponerle coto a los excesos que lo habían hecho engordar y que estaban acabando con su voz. Pamela Courson, su fiel compañera, lo acompañó a este periplo en donde se encontraría con los fantasmas de Rimbaud y Baudelaire. Pero el poeta maldito del rock volvería a caer rendido por la heroína, esa bruja que lo hechizaba y lo apretaba en sus poderosos brazos. Esta foto, en la que lo acompaña Pamela, fue tomada en el pequeño pueblo de Saint-Leud’Esserent, cinco días antes de que su novia lo encontrara flotando en una bañera con los ojos abiertos. Tenía 27 años.
James Dean
1955 fue un gran año para el joven actor James Dean. En sólo siete meses logró filmar tres de las más grandes películas de todos los tiempos. Era un día de septiembre y Dean, amante de la velocidad, acababa de comprar un Porshe al que bautizó como El pequeño bastardo. Faltaba un mes para el estreno de Rebelde sin causa, su debut en la gran pantalla. Ninguna nube parecía amenazar su límpido horizonte hasta que decidió pasar a un auto en una curva y en un par de segundos todo terminó. Esta foto en una gasolinera fue tomada horas antes del fatal accidente. Moriría a los 24 años.
Robert Kennedy
El 4 de junio de 1968 era un día feliz para Robert Kennedy. Se acababa de convertir, por una abrumadora mayoría, en el candidato demócrata a la presidencia. Si nada raro ocurría se convertiría a los 42 años, en el presidente norteamericano más joven de la historia. Para celebrar su triunfo ofició una rueda de prensa en el hotel Ambassador de Los Ángeles. Al terminar, un inmigrante palestino llamado Sirhan Sirhan le disparó. Esta foto fue tomada mientras era trasladado al hospital en donde moriría 26 horas después.
Freddie Mercury
Aunque sabía que era cero positivo desde 1987, Freddie Mercury no decidió hacer pública la noticia hasta el 23 de noviembre de 1991, un día antes de su muerte. Ciego y sin voz, acosado por intolerables dolores que sólo era apaciguados por la morfina, el líder de Queen, deprimido por el aspecto demacrado con el que lo había marcado el SIDA, se atrincheró en su mansión en Londres y la convirtió en una clínica. Por eso es tan rara esta foto, tomada dos semanas antes de su muerte.
Adolf Hitler
La pesadilla se hizo realidad: los rusos ya estaban en el centro de Berlín y el Fuhrer apenas podía gobernar el estrecho reino que era su búnker. Deteriorado por la infusión de anfetaminas que le aplicaba el doctor Morell, traicionado por su corte, Hitler ya no creía en la victoria final. En la foto lo vemos teniendo uno de sus cada vez más raros paseos fuera del búnker. Lo acompaña un S.S. Dos días después de la foto el enemigo de la humanidad mordería una cápsula de cianuro y se pegaría un tiro en la sien. Acababa de cumplir 56 años.
