El Gobierno que acaba de terminar fue de labios hacia afuera, en el exterior, en los entes multilaterales y organizaciones mundiales un "líder" en la implementación de los acuerdos de paz, en el cuidado del medioambiente y la protección a los más vulnerables; pero todos quienes habitamos este territorio sabemos cuántas personas, de la fuerza pública, civiles, líderes ambientales y sociales fueron asesinados en los últimos cuatro años.
Todos tenemos constancia del negacionismo sistemático hacia las personas que han perdido un ojo o han quedado con lesiones permanentes luego del actuar desmedido de la Fuerza Pública que debiera defenderlos, a los familiares de todas las victimas previamente mencionadas, o las personas que viven en la vulnerabilidad y que son victimas de la infame desigualdad en un país que tiene una riqueza envidiable.
Lo único que le hacía falta a un Gobierno que rayó en la ineptitud y la infamia para cerrar con "broche de oro", si la expresión así lo permite, era impedir que la espada del Libertador Simón Bolívar fuera expuesta desenvainada ante el pueblo en plaza pública.
Ese mismo pueblo que un día como hoy hace 203 años en la Batalla de Boyacá bajo el liderazgo del Libertador fue liberado del yugo del imperio Español. Esto demuestra de nuevo y por última vez lo que todos ya hemos visto, la mezquindad e inoperancia calculada del Gobierno saliente.